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La llamada del interventor, clave del juicio del Alvia

Tras ser ocultada, negada y tildada de “ilegal”, ha pasado al centro del caso

La llamada del interventor, clave del juicio del AlviaXOÁN REY

La conversación telefónica de 100 segundos mantenida entre el maquinista Francisco José Garzón Amo y Antonio Martín Marugán, el interventor del Alvia accidentado el 24 de julio de 2013, ha pasado a ser una de las claves del juicio al ser ocultada, negada, e incluso tachada de “ilegal”.

El conductor del tren que en esa jornada festiva de hace algo más de nueve años descarriló a la altura del barrio compostelano de Angrois habló en sus primeras manifestaciones, con congoja, de culpabilidad y de falta de señalización, pero no aludió a esa comunicación, según los policías nacionales que tuvieron acceso a él. El revisor, en base a las explicaciones de estos mismos agentes que comparecieron ayer en la vista oral, se refirió a una llamada “breve” en Ourense, pero a ninguna otra. En su caso fue preguntado una primera vez. Y otra segunda, con idéntico resultado. Hoy volverá a ser cuestionado Marugán al respecto, pues está citado.

Andrés Cortabitarte, responsable en su momento de la seguridad en la circulación de Adif, y uno de los acusados, junto a Garzón Amo, llegó a decir en sala, en su testifical, que esta llamada era ilícita, al no tener carácter de urgencia, y que no tendría que haber sido atendida. Ni siquiera existido. Y en la vista oral el chófer declaró que tenía obligación inexcusable de responder al agente ferroviario de a bordo, el cual iba en el tercer vagón.

El diálogo era para preguntar a Garzón Amo si en Pontedeume (A Coruña) podía estacionar en la vía más cercana a la estación para facilitar la salida de una familia.

El secretario del atestado desveló en esta jornada que Garzón Amo, que entró en el túnel que precede a la curva de A Grandeira a más del doble de la velocidad permitida (80 km/h), no mentó esa llamada.

Los investigadores no pudieron constatar su existencia hasta el día 31 después de analizar las entradas y salidas de los teléfonos del maquinista, que llevaba tres consigo, uno corporativo y los otros dos privados. Antonio Martín Marugán directamente, en base a este mismo testigo, negó su existencia. “Preguntamos al interventor y nos dijo que no se había comunicado con el maquinista, salvo una llamada breve en Ourense. Le preguntamos dos veces. Él lo negó”, señaló.