BILBAO - No son momentos fáciles para la convivencia, aunque Otxarkoaga es probablemente el barrio de Bilbao que más muestras ha dado de ello. Han pasado ya unas décadas desde que payos y gitanos, de la mano del patriarca Dimas Jiménez, el padre de Valentín, lucharon por desterrar la droga. Ahora sabe que algunos “van a ser racistas con nosotros, pero la mayoría nos conocen y nos aprecian. Volveremos a luchar juntos”.

¿Cómo ha sentado dentro de la comunidad gitana conocer que los dos menores presuntos autores del crimen son de su etnia?

-Nos ha afectado mucho a todos. ¡A dónde hemos llegado! Pero es que el juez mismo ha tenido a uno de los delincuentes y le ha soltado. Por un lado entraba y por otro salía.

Cree que ha faltado firmeza en las decisiones judiciales.

-Si hago el mal y no hay consecuencias... hago lo que quiero. Ha habido una falta muy grande de las instituciones. Si sabían que habían cometidos delitos, que los hubieran detenido y no hubiéramos llegado a esto. La Justicia tenía que haberles parado.

Si algo caracteriza a los gitanos es el respeto que tienen ustedes a los mayores. Que se hayan ensañado tanto con un matrimonio de 87 años es más sorprendente aún.

-Es cierto que nosotros tenemos un profundo respeto a las personas mayores, pero en todas las comunidades hay gente delincuente que no respeta nada y en la etnia gitana también.

Teme que este suceso repercuta en el trabajo de integración conseguido.

-Es muy negativo para nosotros. Este crimen hace que haya gente que se vuelva racista con nosotros. Son pocos porque todo el mundo en el barrio nos conoce y nos aprecia. Vivimos aquí hace muchos años y hemos trabajado juntos por Otxarkoaga, pero hay gente que estos días nos muestra su rechazo.

¿Les han llegado a increpar?

-Sí. Hoy (por ayer) mismo, a una joven en el ambulatorio, y también a otro que estaba en un bar le han empezado a poner malas caras. Pero son cuatro, el resto saben quiénes somos y lo que luchó mi padre, cuando en los años 80 estaba todo el tema de la droga.

Esto se entiende menos, ¿no cree?

-Mi padre luchó junto con el resto de los vecinos de Otxarkoaga y consiguieron salir adelante y creo que ahora pasará lo mismo, que todos juntos lucharemos para conseguir que impere la convivencia en el barrio.

¿Conocía a Rafael y Lucía?

-Sí, de hecho le encargamos que nos cambiaran el sintasol de la casa.

Estuvieron valorando la oportunidad de ir o no al funeral.

-Valoramos si sería negativa nuestra presencia en la iglesia. Pero finalmente decidimos ir, quedarnos fuera, y si hubiera pasado algo, nos habríamos ido. No queríamos encender la situación, pero queríamos ir al funeral de nuestros vecinos.

¿Conocía a los menores?

-A ellos no, pero a sus familias sí. Llegaron hace ya unos años desde Ollerías, pero los mayores no son gente conflictiva. Y el tercero creo que es un vecino payo.

¿Se han puesto en contacto con las familias de estos menores?

-Todavía no, pero mi intención es hablar con ellos. Sería bueno que también ellos condenaran todo lo ocurrido.