Igorre - El último caso de grabación en dependencias femeninas a través de cámaras ocultas, el tercero en menos de dos meses, ha tenido lugar en Igorre, en una de las empresas más importantes del valle de Arratia. Una trabajadora de la cooperativa Batz encontró el pasado sábado un dispositivo de grabación en el servicio de mujeres de la empresa, un suceso que se ha cobrado ya un imputado. Se trata de un vecino de 43 años de la propia localidad que responde a las iniciales G. I. y que se encuentra ingresado en la unidad de psiquiatría del hospital de Galdakao.
La Ertzaintza identificó a esta persona después de que su rostro apareciese en la propia grabación mientras instalaba el aparato.
Fue ayer, concretamente, cuando la noticia se conoció y se propagó por la localidad tras la imputación del hombre. “Todavía no me lo puedo ni creer, en la empresa estamos muy revolucionados, no queremos ni que esta noticia salte, porque esta vez la ha liado gorda”, decía uno de los compañeros del imputado, que prefería mantenerse en el anonimato.
Una mujer, también trabajadora de la cooperativa, añadía: “No damos crédito por lo ocurrido. Ahora la gran pregunta y nuestra duda es saber durante cuánto tiempo ha estado grabando”.
La Policía vasca imputó ayer a este trabajador un presunto delito contra la intimidad de las personas; en concreto, se le acusa de vulnerar el artículo 197 del Código Penal. Las propias imágenes de la cámara habían llevado a la Ertzaintza a dar con este empleado, ya que la grabación había captado su rostro instalando el dispositivo. Este trabajador fue ingresado ayer mismo en la unidad de Psiquiatría del hospital de Galdakao, según ha podido saber DEIA. La decisión de ingresarle se produjo fruto de su comportamiento durante las últimas horas.
Cómo, cuándo y, sobre todo desde cuándo llevaba a cabo las grabaciones es la incógnita que trata de despejar ahora la Ertzaintza, que mantiene abierta la investigación.
Según explicaron los propios compañeros de la cooperativa, este trabajador colocaba la cámara cuando se encontraba en el turno de noche y la dejaba grabando durante la semana, periodo en el que duraba su turno nocturno. Al parecer, pasados unos días, procedía a retirar el aparato. En todo caso, se desconoce si era la primera vez que lo hacía o ya llevaba tiempo grabando a sus compañeras de trabajo.
Indignación El detenido es una persona conocida en el municipio de Igorre, de escasos 4.200 habitantes. De hecho, fue un tema muy comentado ayer, aunque los vecinos no quisieron entrar en mayores detalles. “Si no se habla de esto mejor. Él es un padre de una niña pequeña y, aunque es grave lo que ha hecho, hay que tener respeto por su mujer y, sobre todo, por la niña”, pedía una persona cercana. Una idea compartida en la localidad arratiarra.
Varios trabajadores de Batz quisieron destacar la profesionalidad de esta empresa. “Ya sabemos que ahora esto es una mala publicidad para nosotros, pero es algo que nadie sabía y nos indigna a nosotros más que a nadie porque es a nuestras compañeras a las que han estado grabando”, comentaba uno de los trabajadores en un ambiente cercano.
Batz es una de las empresas más emblemáticas de Arratia, una cooperativa que nació en el propio valle y hoy emplea a 1.500 personas en 15 plantas a lo largo y ancho del planeta. El centro, uno de los motores económicos del valle, abrió ayer sus puertas y funcionó con normalidad, si bien DEIA no pudo contactar con sus responsables para que valoraran lo ocurrido.
La reproducción de este tipo de sucesos en los últimos meses resulta alarmante. En diciembre saltaba a los medios de comunicación la colocación de varias cámaras en los vestuarios femeninos de Fadura, Getxo. Un hombre fue detenido poco después. A principios de este mes, en Azpeitia, también se hallaron unos agujeros en los vestuarios de chicas del campo de fútbol. El último caso es el registrado en Igorre.