La Ertzaintza desactiva y destruye el arsenal hallado en el caserío de Muskiz
La víctima, Alfredo Irusta de 46 años, continúa ingresado en el hospital de Cruces
BILBAO- Tras varios días de trabajo sin descanso, la Ertzaintza ha terminado de desactivar y de destruir todo el arsenal que localizó el pasado día 14 en un caserío de Muskiz, cuando un hombre perdió la pierna al explotarle un obús que estaba manipulando en su casa.
Las labores de trabajo de la Policía vasca se prolongaron durante varios días para saber con exactitud cuantos proyectiles guardaba la víctima en su caserío. Finalmente, pudieron comprobar que la víctima, Alfredo Irusta, almacenaba más de 500 artefactos y proyectiles en su casa. Según detallaron desde el departamento de Seguridad, entre los 500 artefactos se encontraban 345 proyectiles de artillería, cien de mortero, cuarenta granadas de mano, cinco bombonas de aviación y seis proyectiles antiaéreos, así como varias espoletas. El trabajo de la unidad de Desactivación de Explosivos de la Ertzaintza culminó ayer y terminó de desactivar y destruir completamente todos los artefactos. Además, desde el departamento de Seguridad también añadieron que de ese medio centenar de artefactos, la mitad eran de carga explosiva.
La víctima, Alfredo Irusta, exciclista profesional, siente una gran pasión por este tipo de objetos, lo que le llevaba a coleccionar distintos obuses, de la Guerra Civil e incluso de la Carlista. Su gran experiencia trabajando con estos objetos le han llevado a ser un auténtico profesional. Sin embargo, y pese a su experiencia en manipular obuses, el pasado día 14 un artefacto con el que estaba trabajando le explotó y provocó la pérdida de su pierna derecha.
Tras el accidente, Irusta, de 46 años, tuvo que ser trasladado al hospital de Cruces y, según fuentes cercanas consultadas por este periódico, por el momento el exciclista continúa su recuperación en dicho centro sanitario.
Investigación abierta Mientras tanto, la Ertzaintza abrió una investigación, puesto que aunque todavía no se le ha imputado nada, desde el departamento vasco de Seguridad recordaron que la tenencia de explosivos constituye un delito.
Sus propios familiares aseguraron que Irusta siempre había sentido un gran interés por los artefactos. Por eso, aficionado y experto en temas relacionados con las contiendas de la Guerra Civil acumulaba en una antigua cuadra artefactos relacionados con el periodo comprendido entre 1936 y la caída del norte. "Todas las piezas que guardaba estaban desactivadas. La que explotó probablemente la habría encontrado esa misma mañana o el día anterior, con tal mala suerte de que al ir a manipularla le estalló", explicaron a DEIA las mismas fuentes. De hecho, esas mismas fuentes aseguraron a este periódico que "él guardaba los obuses por una mezcla de coleccionismo pero también para descubrir, a través de ellos, cómo se había llevado a cabo y cómo había sido la Guerra Civil".
Alfredo Irusta es colaborador habitual de la sociedad de Ciencias Aranzadi, por lo que también conoce a fondo otros enfrentamientos como el del frente de Teruel o la batalla del Ebro. En muchas ocasiones, el exciclista participó con la sociedad en la localización de varias tumbas de milicianos en Galdames y Amorebieta. Desde la Sociedad y Ciencias Aranzadi lamentaron mucho lo ocurrido tras enterarse de la noticia y desearon la pronta recuperación a Irusta.
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