Bilbao. Dos hombres atracaron ayer, a punta de pistola, una sucursal del banco Santander ubicada en la Avenida Txomin Garat del barrio bilbaino de Txurdinaga. Los presuntos ladrones huyeron, sin lograr hacerse con el botín, al verse sorprendidos por la directora de la oficina. Al cierre de esta edición, la Ertzaintza continuaba con el dispositivo de búsqueda para localizar a los sospechosos.

El intento de robo se produjo en torno a las 08.00 horas de ayer. La directora de la oficina se disponía a abrir la puerta cuando observó a su compañero de rodillas en el interior de la sucursal. Al verla, el hombre se giró mostrándole sus manos atadas. Fue entonces cuando la mujer observó a dos hombres encapuchados que, pistola en mano, encañonaban a su compañero. Presa del miedo, la mujer salió corriendo para dar la voz de alarma, refugiándose en el batzoki situado a escasos metros de distancia. "Aún no habíamos abierto. Salí para coger el pan y me la encontré a la mujer que bajaba corriendo muerta de miedo", afirmó el camarero de Begoña'ko batzokia que la atendió.

"No se ni cómo pudo bajar la cuesta corriendo, le temblaban las piernas. Entró en el bar, cerramos la persiana e intentamos tranquilizarla. ¡Vaya forma de empezar la semana!", lamentó Karmele, cocinera del batzoki.

Una vez dentro del bar, la directora alertó a las autoridades. Sin embargo, a su llegada, los ladrones habían huido. La Ertzaintza desplegó entonces un dispositivo de búsqueda para tratar de localizar a los sospechosos. "La policía llegó muy rápido, pero no les localizaron. Después vinieron al batzoki para llevarse a la directora a la oficina para que viera que su compañero estaba bien", apuntó Karmele.

El intento de atraco, sin duda, fue el tema central de las conversaciones ayer en Txurdinaga. "Me la he encontrado cuando iba a entregar la prensa en el batzoki. La directora iba acompañada por varios agentes hacia la sucursal. La pobre estaba con un ataque de ansiedad; me ha cogido de la muñeca para decirme lo que había pasado, pero estaba tan nerviosa que la pobre ni podía", señaló el quiosquero. "No me extraña, menudo susto", comentó Feli, vecina del barrio. "Le han dado una tila en el batzoki, pero estaba tan mal que ha sido como no darle nada", añadió.

La sucursal de la avenida Txomin Garat no estuvo operativa durante la jornada de ayer. Un cartel en la puerta de acceso informaba a los clientes de que la oficina permanecería cerrada "temporalmente", a pesar de que los dos empleados estuvieron en su puesto de trabajo durante toda la jornada.