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El joven de Portugalete dejó por escrito su intención de asesinar a toda su familia

El juez determina el ingreso vigilado del menor en el pabellón psiquiátrico de un centro hospitalario

portugalete. El joven portugalujo que se ha autoinculpado del asesinato de su madre y de su hermano tenía intención de asesinar a toda la familia. Así lo dejó escrito en unas notas manuscritas que la Unidad Científica de la Er-tzaintza encontró en el domicilio familiar y que está analizando junto a otras pruebas halladas en el escenario del crimen. En esta misma línea, los agentes autonómicos encontraron en la vivienda las armas con las que presuntamente Ismael asesinó a su madre Pilar, de 58 años, y a su hermano Javier, de 11 años y con una discapacidad física y psíquica. Se trataría de un cuchillo y de una pequeña piqueta, que los ertzainas están también analizando.

Junto a ello, Ismael -ayer mismo cumplía 18 años y por lo tanto se convierte en mayor de edad- fue trasladado a una unidad psiquiátrica de un centro hospitalario vizcaino, después de que prestara declaración ante el fiscal del Juzgado del Menor número 1. El juzgado, según informó el departamento vasco de Interior, adoptó esta medida después de tomar declaración al presunto homicida y de conocer los detalles de los escritos hallados por los agentes.

Lo cierto es que, según avanzan las investigaciones sobre el doble crimen de Repelega, todo parece indicar que el joven Ismael Q.A, habría actuado con una gran dosis de sangre fría al planificar la muerte de su madre y de su hermano pequeño. De hecho, en sus intenciones también estaba matar a su padre Ignacio y a una de sus hermanas, Raquel, que convivían en el domicilio familiar. Sin embargo, ambos se encontraban fuera cuando se cometió el crimen.

El joven fue detenido el pasado lunes después de que se presentara voluntariamente a primeras horas de la tarde en dependencias de la Policía Local de Sestao. Allí, balbuceando -solo pudo decir "he matado a dos personas"- se autoinculpó del doble crimen, cometido en la vecina localidad de Portugalete.

Según explicaron a DEIA fuentes del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), la pena máxima a la que se podría enfrentar este joven es de diez años en régimen cerrado y cinco años en libertad vigilada, con medidas de control educativo y social, ya que en el día en el que se cometieron los homicidios de los que se autoinculpó era aún menor de edad.

Informe Psicosocial Estas fuentes añadieron que en todo el proceso de menores es "obligatorio" y "muy importante" el informe técnico que elaboran los equipos psicosociales formados por un psicólogo, un trabajador social y un pedagogo, ya que sirven de base para que se pueda valorar durante el juicio el estado emocional y psíquico del detenido, así como las medias más acordes a la personalidad y a la gravedad de los hechos.

Los cadáveres de Pilar A. y de su hijo Javier fueron localizados en la mañana del lunes, sobre las diez y media, con evidentes signos de violencia. Al parecer, fueron acuchillados y golpeados brutalmente en la vivienda familiar, localizada en la calle Federico García Lorca del barrio de Repelega.

Fue el marido y padre de las víctimas, Ignacio Q., quien dio el aviso al servicio de emergencias al no poder entrar en la vivienda cuando volvía de una revisión médica y comprobar que su mujer no respondía a sus llamadas telefónicas.

Vecinos de la zona manifestaron que hacia las 07.40 horas de esa mañana, la fallecida se encontraba regando las plantas y el pequeño jardín que cuidaba en la parte trasera de su domicilio y que no escucharon ningún grito que alertara del trágico suceso que estaba teniendo lugar en el interior del bajo del número 20 de la calle Federico García Lorca. Solo un vecino afirmó haber oído una discusión, a la que no prestó mayor atención. Testigo mudo de toda la tragedia fue una pequeña caniche blanca que apareció con restos de sangre en sus patas y que en la tarde del lunes fue recogida por un hotel canino para hacerse cargo de ella.

Los vecinos de esta populosa barriada jarrillera seguían ayer presas del estupor que les supuso conocer la noticia que apuntaba al joven Ismael como autor del trágico suceso en el que terminó con la vida de dos personas de su familia. De hecho, los vecinos más jóvenes del barrio seguían manteniendo su buena opinión del joven, al que, no obstante, calificaban de "raro" por su escasa habilidad social para relacionarse con su entorno.

Padres estrictos "Era muy retraído y muy tímido con la gente aunque cuando cogía confianza contigo era un tío muy majo", apuntó Gabi, un vecino con el que el presunto autor de los crímenes mantenía una relación cordial que le llevó a que en alguna ocasión le prestara herramientas para arreglar la moto. "Sus padres igual eran un poco estrictos", apunta el joven, que refiere cómo en alguna ocasión Ismael quiso salir de noche a divertirse "y sus padres no le dejaban".

Los jóvenes residentes en las cercanías del domicilio de Ismael relataban ayer que les pareció extraño que el joven diera de baja esta fin de semana su cuenta de Twitter "en la que tenía bastante actividad". "Es posible que lo tuviera todo planeado, aunque se hace difícil verle como un asesino", declaraba Valeria, una vecina del mismo inmueble que el autor confeso de los asesinatos. "Si a las chicas ni siquiera las miraba a los ojos", reseña esta joven que, en más de una ocasión, ha estado en casa del presunto agresor.

Para los adultos del barrio, Ismael era un frikie al que no daban mayor importancia "porque nunca se metía con nadie y nunca se le ha conocido ninguna riña con los chavales del barrio o con los vecinos". Nunca, hasta que este lunes Ismael explotó su rabia contenida y la pagó con dos de sus seres queridos.