Bilbao. Después de que sus piernas empezaran a arder, y sin poder encontrar resguardo en el camarote donde pasó la noche, un vagabundo de alrededor de 40 años saltó al vacío desde un quinto piso de la calle Pelota de Bilbao. Al llegar, los bomberos y los sanitarios sólo pudieron certificar su muerte. Los vecinos que se despertaron de madrugada alertados por sus gritos vivieron "con mucha angustia" escuchar "sus gritos de súplica y desesperación". "¡Sacadme de aquí! ¡Que me quemo! ¡Que me tiro!, decía. Le hemos preguntado ¿dónde estás? Pero con el humo no podíamos verle", explicó el matrimonio que vive en el segundo izquierda del portal afectado, el número dos.
"Estábamos en el dormitorio y a las seis de la mañana hemos oído golpes. Hemos abierto la ventana que da al patio y ha entrado el humo en casa. No veíamos nada, hemos empezado a toser. Sólo le escuchábamos pidiendo auxilio. Le decíamos ¡baja, baja!", sigue narrando la mujer, que prefirió no revelar su identidad tras la traumática experiencia. Después de conocer el desenlace, lo único positivo que podía afirmar es que "afortunadamente no le puedo poner cara al fallecido, ha sido muy angustioso, muy traumático, y prefiero seguir sin saber quién es".
La joven Paula Fernández, del tercero izquierdo A, también le escuchó gritar: "¡Que me tiro, que me tiro! ¡Me estoy quemando!, repetía sin parar". Tras darse cuenta de que se trataba de un incendio y que su casa se llenaba de humo rápidamente, su instinto de supervivencia se volcó en su familia: sacó a sus hermanos y a su tío. "Fui a despertarles. No veíamos nada, sólo el humo y los gritos. Ha sido terrible no poder ayudar".
Su tío, Carlos Martxante, del tercero izquierdo B, explicó que "en las últimas semanas se nos han colado varios mendigos". "La buhardilla no está habitada y al lado hay una media docena de camarotes. Normalmente, venía un vagabundo inglés y dormía en el rellano". "Sí, llamaba incluso a las once de la noche y me decía open de door, please", interviene su sobrina. "Mi hermana es la presidenta de la comunidad y hace unos días cambió la cerradura porque la habían roto, no sé cómo han podido volver a colarse", concluye Martxante.
Pero se coló, y llegó hasta el interior de al menos uno de los camarotes, donde causó un incendio "provocado involuntariamente", según la hipótesis principal de la investigación, indicaron fuentes de la misma. Los camarotes tienen una ventana, como una claraboya, que da al tejado del edificio, explicó la vecina del segundo. Al parecer, el vagabundo abrió esa ventana y accedió a las tejas, desde donde prefirió lanzarse al vacío que seguir ardiendo vivo.
Los bomberos recibieron el aviso a las 6.20 horas. En poco más de cinco minutos se personaron en el lugar. Cuando llegaron, él ya yacía sobre el patio, de unos tres metros por tres. En una hora controlaron el fuego. A las 10.15 , el juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver. Los testigos indicaron que hablaba sin acento, que parecía un ciudadano del Estado español.
El bloque paralelo que da a la calle Barrenkale también fue desalojado por precaución. En total, 24 viviendas. Los vecinos de Barrenkale pudieron regresar a sus casas ayer, mientras que los de Pelota sólo pudieron recoger sus enseres.