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Cómo dormir en verano sin sufrir las consecuencias de usar un ventilador

Con la llegada del calor, dormir en el foco del ventilador se convierte en una opción que, mal utilizada, puede afectar a la salud negativamente

Cómo dormir en verano sin sufrir las consecuencias de usar un ventiladorOlga Yastremska, New Africa, Africa Studio

Con la llegada del calor, dormir se convierte en un reto para muchas personas, especialmente en viviendas sin aire acondicionado. En esos casos, el ventilador se presenta como una solución sencilla y económica. Sin embargo, mantenerlo encendido toda la noche puede tener efectos negativos para la salud, especialmente si no se usa con precaución. Algunos de los problemas más habituales están relacionados con la resequedad, las alergias, las contracturas musculares o incluso con una peor calidad del sueño.

Resequedad en ojos, piel y garganta

Uno de los efectos más frecuentes es la resequedad de las mucosas. El flujo constante de aire, sobre todo si es directo, puede provocar que se sequen los ojos, la garganta y las fosas nasales, generando molestias al despertar. Esto se acentúa en personas con rinitis, apnea del sueño o tendencia a respirar por la boca, donde la exposición al aire puede provocar ronquera, picor ocular o garganta irritada.

Empeoramiento de alergias y asma

También hay que tener en cuenta que el ventilador puede levantar polvo, ácaros o polen, lo que puede empeorar los síntomas en personas alérgicas o asmáticas. Aunque no se vea, el aire en movimiento arrastra partículas en suspensión, sobre todo si el aparato no se limpia con frecuencia.

Los purificadores de aire se han convertido en aliados esenciales para aquellos que sufren de alergias, especialmente durante la temporada de primavera

Por eso es fundamental mantener las aspas limpias y evitar dirigir el flujo de aire directamente al cuerpo o a la cara mientras dormimos.

Contracciones musculares o rigidez cervical

Otro riesgo frecuente al dormir con el ventilador encendido es la aparición de contracturas musculares, especialmente en el cuello, la espalda o los hombros. Estar expuesto varias horas al aire frío, especialmente en una misma postura, puede provocar rigidez o tortícolis. Además, hay quienes experimentan dolor articular o sensación de enfriamiento localizado tras una noche de exposición prolongada.

Ruido constante y alteración del sueño

A esto se suma el ruido constante que emiten algunos ventiladores, que puede alterar la calidad del sueño. Aunque algunas personas lo encuentran relajante, en otras puede generar microdespertares o impedir alcanzar una fase de sueño profundo. Esto depende del modelo, la sensibilidad al ruido y del entorno en el que se duerme.

Precauciones básicas

Dormir con ventilador no es necesariamente perjudicial, pero sí requiere precauciones básicas para evitar estos efectos. Es importante no orientar el aire directamente hacia el cuerpo y, si es posible, activar el modo oscilante para que el flujo de aire se reparta por toda la habitación de manera uniforme.

También conviene limpiar las aspas con regularidad, ya que acumulan polvo que puede afectar a personas con alergias o sensibilidad respiratoria. Si el ambiente está muy seco, se recomienda colocar un recipiente con agua o un humidificador para mantener cierta humedad. Además, si el ventilador tiene temporizador, es preferible programarlo para que se apague automáticamente después de una o dos horas, suficiente para refrescar el ambiente sin exponer el cuerpo durante toda la noche.