La sandía es una de las frutas más populares durante el verano. Con su alto contenido de agua y su sabor dulce y refrescante, es la opción perfecta para combatir el calor. Sin embargo, surge una pregunta común entre los consumidores: ¿cuánto tiempo puede conservarse una sandía en la nevera sin que pierda su frescura y sabor?

Conocer la respuesta a esta pregunta es esencial para disfrutar de esta fruta en su mejor estado, y además, para evitar el desperdicio. A continuación, se abordará cuánto tiempo puede durar una sandía en la nevera, cómo elegir la mejor sandía en el supermercado, y los beneficios para la salud de este delicioso fruto.

¿Cuántos días aguanta una sandía en la nevera?

Una vez que una sandía ha sido cortada, su almacenamiento adecuado es crucial para mantener su sabor y frescura. Si se deja a temperatura ambiente, la sandía cortada puede comenzar a perder su textura jugosa y su dulzura en tan solo unas horas, especialmente en climas cálidos. Por eso, lo más recomendable es guardarla en la nevera.

Una sandía entera, sin cortar, puede durar de 7 a 10 días en la nevera. Durante este tiempo, su piel gruesa actúa como una barrera protectora, ayudando a mantener su frescura. Sin embargo, una vez que la sandía ha sido cortada, el tiempo de almacenamiento se reduce significativamente. Las rodajas o trozos de sandía deben guardarse en un recipiente hermético o cubiertos con papel film para evitar que se sequen o absorban olores de otros alimentos en la nevera.

Bajo estas condiciones, la sandía cortada puede durar entre 3 y 5 días en la nevera antes de que su calidad comience a deteriorarse. Después de este período, es probable que la fruta pierda su sabor característico, se vuelva más blanda, y en algunos casos, pueda comenzar a fermentar. Para disfrutar de la sandía en su mejor momento, es recomendable consumirla dentro de los primeros tres días después de haber sido cortada.

Sandía recién cortada Pexels

El truco para elegir la mejor sandía del supermercado

Elegir una sandía perfecta en el supermercado puede parecer una tarea difícil, especialmente cuando se considera que la mayoría de las veces se elige una fruta cerrada, sin posibilidad de ver su interior. Sin embargo, existen varios trucos que pueden ayudar a seleccionar la mejor sandía y garantizar que esté en su punto óptimo de maduración.

Uno de los trucos es observar la mancha de tierra de la sandía, que es la parte donde la fruta estuvo en contacto con el suelo mientras maduraba. Esta mancha debe ser de un color amarillo cremoso. Si la mancha es blanca o inexistente, es probable que la sandía haya sido recolectada antes de tiempo y que no esté completamente madura.

Otro aspecto a tener en cuenta es el sonido que emite la sandía al golpearla ligeramente con la mano. Una sandía madura producirá un sonido hueco, lo que indica que su interior está lleno de agua y jugoso. Si el sonido es sordo o apagado, podría significar que la sandía está sobremadura o tiene una textura harinosa en su interior.

Además, es importante observar la forma de la sandía. Las sandías que son simétricas y redondas tienden a tener un mejor sabor que aquellas que son alargadas o tienen formas irregulares. También es recomendable optar por una sandía que parezca pesada para su tamaño, lo que indica que está llena de agua y, por lo tanto, jugosa.

Por último, la textura de la piel es otro indicador. Una sandía con una piel suave y sin manchas oscuras o abolladuras es ideal. Las imperfecciones en la piel pueden ser señales de daños o que la sandía no ha crecido en las mejores condiciones.

Los beneficios de la sandía para la salud

Además de ser deliciosa y refrescante, la sandía ofrece una serie de beneficios para la salud que la convierten en una excelente elección para incluir en la dieta diaria, especialmente durante los meses de verano.

La sandía es una fuente excepcional de hidratación, ya que está compuesta por más del 90% de agua. Esto la convierte en una opción ideal para mantenerse hidratado, especialmente en los días calurosos. Además, su contenido en agua contribuye a la sensación de saciedad, lo que puede ayudar a controlar el apetito y, en consecuencia, a mantener un peso saludable.

Sandía encima de la toalla de la playa Pexels

Este fruto también es rico en vitaminas y antioxidantes. La sandía es una excelente fuente de vitamina C, que es esencial para el sistema inmunológico y para la salud de la piel. Además, contiene vitamina A, que es crucial para la salud ocular. Uno de los antioxidantes más destacados presentes en la sandía es el licopeno, el cual se asocia con la reducción del riesgo de ciertos tipos de cáncer, así como con la mejora de la salud cardiovascular.

La sandía también contiene potasio, un mineral que ayuda a regular la presión arterial, y magnesio, que es importante para la función muscular y nerviosa. Además, es baja en calorías, lo que la convierte en un snack saludable y ligero.

Por último, la sandía tiene propiedades antiinflamatorias gracias a la citrulina, un aminoácido que ayuda a reducir la inflamación y a mejorar la salud del corazón. Este compuesto también es beneficioso para la recuperación muscular, por lo que la sandía es una excelente opción para consumir después de realizar ejercicio físico.