Tradicionalmente, el mal llamado reuma ha sido asociado con las personas mayores, y banalizado al considerarlo una consecuencia del devenir del tiempo. Sin embargo, la realidad es bien distinta, no sólo porque el reuma no existe, sino porque hay más de 200 enfermedades reumáticas y, además, algunas de ellas debutan en la infancia, pudiéndose convertir en enfermedades crónicas. “A pesar de que durante las últimas décadas se han producido avances muy significativos en las terapias, hasta un 40-50% de los casos de niños/as y adolescentes con enfermedades reumáticas precisan continuar con sus tratamientos en la edad adulta. En el Estado hay entre 8.000 y 10.000 niños/as que padecen una patología reumática”, recuerda la doctora Sagrario Bustabad, presidenta de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y jefa del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario de Canarias. 

Una de las ilustraciones de la Sociedad Española de Reumatología y el ilustrador Javirroyo. Cedida

Para romper este estigma y visibilizar que estas patologías también afectan a los niños y niñas, desde la sociedad científica han creado, junto con el ilustrador Javirroyo, unas pulseras solidarias que han visto la luz en el marco IX Simposio de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas, celebrado recientemente en Bilbao.

La artritis idiopática juvenil (AIJ) es la enfermedad reumática más frecuente en la edad pediátrica, afectando aproximadamente a 1 de cada 1.000 niños en el Estado. Sin embargo, otras enfermedades reumáticas autoinmunes también pueden manifestarse en la infancia, como es el caso del lupus o las uveítis, tal y como refleja la pulsera diseñada por Javirroyo, que pone el foco también en la importancia de la detección precoz, para lograr un diagnóstico temprano y un tratamiento que pueda ayudar a que el daño sea menor. 

Síntomas

“Algunos de los síntomas que pueden alertar a los padres y madres para acudir al médico de Atención Primaria son el dolor, la inflamación en las articulaciones, un cansancio atípico o cojera”, ejemplifica la doctora. “Por ejemplo, el lupus eritematoso sistémico (LES) es más frecuente en niñas, pero los niños tienden a tener afectación renal en un mayor porcentaje de casos, pudiendo empeorar el pronóstico a corto y largo plazo. De forma similar, la uveítis anterior crónica asociada a la artritis idiopática juvenil aparece predominantemente en niñas, pero tiene peores resultados visuales en niños porque suelen aparecer más complicaciones”, explica.

Otra de las ilustracione,s para aprender identificar las enfermedades reumáticas. Cedida

Afortunadamente, cuando la enfermedad se deriva a tiempo a los Servicios de Reumatología, donde es diagnosticada, y se pone el tratamiento adecuado, los niños/as que las sufren pueden llevar una vida normal en la que será muy importante tener unos hábitos saludables como realizar ejercicio físico de forma frecuente, llevar una dieta equilibrada, etc., y mantener la adherencia al tratamiento.

Como recuerda la doctora Bustabad, “aunque estas enfermedades se inicien en los primeros años de vida, no van a estar limitadas a la edad pediátrica y van a continuar en la edad adulta. Por ello, es fundamental garantizar que los adolescentes adquieran los conocimientos y habilidades necesarias para que puedan afrontar con madurez e independencia su enfermedad. Esto incluye información sobre la misma y los tratamientos que reciben, y asegurar su capacidad para administrárselos, así como cuidar la relación que tienen con los profesionales sanitarios para que haya la mejor comunicación posible y en su vida adulta se tomen decisiones de forma conjunta”.