Cuando se produce un ataque de asma, los músculos que rodean las vías respiratorias se tensionan y el revestimiento sufre una inflamación. Al inflamarse, se produce un estrechamiento de la luz de las vías aéreas. Esto reduce la cantidad de aire que puede pasar, generando sibilancias, dificultad para respirar, opresión en el pecho y tos.

Doctor Pablo Aranda IMQ

En ocasiones, el deporte puede desencadenar estos episodios. La mayoría de las veces empiezan poco después de dejar de hacer ejercicio, aunque algunas personas pueden tener síntomas antes incluso de empezar a sudar. Pero las personas que desean hacer deporte pueden seguir una serie de consejos para disminuir o evitar los ataques de asma.

El aire frío o seco puede provocar estos episodios. Por tanto, si se hace ejercicio en estas condiciones, se debe respirar a través de la nariz y cubrir la boca con una bufanda o máscara.

Otras recomendaciones se refieren a evitar la práctica de deporte cuando el aire esté enrarecido o contaminado y no acercarse a campos y áreas donde se haya cortado el césped recientemente.

Además de lo anterior, para entrar en calor, hay que caminar o practicar el deporte lentamente antes de incrementar el ritmo; cuanto más se haga, mejor. Y lo mismo para recuperarse.