En los últimos años podemos constatar que cada vez se añade menos flúor a las aguas potables de Euskadi. El Consorcio de Aguas de Añarbe en Gipuzkoa así lo dejó de hacer en el 2019, y ese es el camino que ha escogido el Gobierno Vasco para el resto del agua potable en Euskadi, a la vista de lo publicado en Irekia en junio del 2020 del proyecto de decreto por el que se deroga el decreto 48/1988 sobre fluoración de las aguas en el País Vasco.

A día de hoy, lo que es indiscutible es que la fluorización de las aguas ha sido una medida determinante para alcanzar el actual alto nivel de salud bucodental y, además, es una medida que ha estado respaldada por profesionales de la salud que opinan que se debe seguir con esta medida.

La Empresa Aguas del Añarbe tomó la decisión de no fluorar sus aguas en diciembre del 2019, del mismo modo que otras entidades gestoras de abastecimiento de agua como el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, Aguas Municipales de Vitoria-Gasteiz, el Consorcio de Aguas de Gipuzkoa o la Mancomunidad de Aguas de Txingudi.

Hace ya tiempo que Euskadi ha ido rebajando los niveles de fluorización de las aguas: de los 1,1 microgramos por litro, se rebajó a los 0,7 actuales la cantidad de flúor en el agua de consumo doméstico. Este es el agua que se consume en poblaciones con más de 30.000 habitantes que son las que reciben el agua fluorada.

¿Para qué fluorar el agua?

El motivo no podía ser otro que mejorar la salud bucodental de la población. El flúor protege los dientes ya que convierte la hidroxiapatita del esmalte del diente en fluorapatita, siendo ésta la medida más eficaz contra la descalcificación. Beneficia de este modo también la remineralización de los dientes, reduciendo así el riesgo de la caries. 

Historia 

En 1945, Grand Rapids, Michigan se convirtió en la primera ciudad de Estados Unidos que añadió flúor al sistema acuífero municipal. El flúor aparece de manera natural en la mayoría de los sistemas acuíferos, pero generalmente con niveles tan bajos que no previenen las caries.

La investigación del flúor en Odontología tuvo su inicio en 1901, cuando un joven dentista recién graduado llamado Frederick McKay dejó la Costa Este de los Estados Unidos e inició su práctica profesional en el pueblo de Colorado Springs, en el Estado de Colorado. Cuando McKay llegó se asombró al encontrar numerosos residentes nacidos en Colorado Springs con manchas de color café en sus dientes, en algunos casos, era manchas permanentes y con el diente entero coloreado, en tono chocolate. Como no se sabía la causa, McKay inició por su cuenta su propia investigación sobre este problema que se conoció como la Macha café del Colorado (de cada diez niños nacidos en Springs nueve tenían dientes marrones y sin caries).

La solución del caso llegó cuando McKay y el Dr. Grover Kempf del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos viajaron a Bauxite, Arkansas, un pueblo minero propiedad de la Compañía Americana de Aluminio para investigar las conocidas manchas cafés en los dientes. Los dos descubrieron algo muy interesante: el llamado moteado del esmalte era prevalente entre los niños de Bauxite, pero no existía en otro pueblo cercano a sólo cinco millas de distancia.

McKay y Kempf publicaron un reporte de sus hallazgos que llegó al escritorio de H. V. Churchill, químico de la Compañía Americana de Aluminio en Pensylvania, quien decidió investigar el agua de Bauxite usando el análisis fotoespectográfico, una tecnología más refinada y avanzada que la usada por McKay. Churchill pidió a un asistente que analizara una muestra del agua de Bauxite. Después de varios días, el asistente reportó una novedad: el agua del pueblo contenía altos niveles de flúor.

Así, Churchill en enero de 1931 escribió una carta a McKay en la cual le informó de este descubrimiento. En dicha carta le aconsejo a McKay que recogiese muestras de agua de otras poblaciones donde se apreciase el problema de los dientes coloreados. McKay colectó dichas muestras y se comprobó que la causa era el flúor. Después de 30 años de ver el problema encontró la causa de la coloración del esmalte dental: el agua contenía altos niveles de flúor.

Ya en 1936, el Dr. Elías Elvove, un químico del Instituto Nacional de Salud y su equipo de trabajo realizaron un descubrimiento crítico: los niveles de flúor en agua potable de hasta 1.0 ppm no causaban esmalte moteado, mientras que, si el flúor excedía de este nivel, la fluorosis empezaba a aparecer.

Así fue como en 1944 las autoridades de la Ciudad de Grand Rapids, en el Estado de Michigan, aprobaron añadir flúor a sus depósitos de agua potable para el año siguiente, de modo que en 1945 la ciudad de Grand Rapids llegó a ser la primera en el mundo en fluorurar su agua potable. Tras 11 años, vieron cómo bajaba en un 60% el promedio de caries entre los niños de Grand Rapids nacidos después de tomar esta medida. En la actualidad, la fluorización del agua llega a 200 millones de estadounidenses.

Es curioso que la investigación de una enfermedad como la fluorosis se transformase en una de las medidas más eficaces para la prevención de otra enfermedad, la caries dental.

¿En qué países se añade flúor al agua potable?

En la actualidad la fluorización del agua llega a 200 millones de habitantes. Además de en EEUU, también se fluoran aguas en Europa (Francia, Escocia, Países Bajos, Suecia) y en otros muchos países como Argentina, México, Australia, Brasil, Canadá, Israel…, y en algunos incluso con niveles de fluorización por encima de lo recomendado como Senegal, Sri Lanka, China y la India.

¿Y en el País Vasco?

Mediante el Decreto 49/1988 se acordó fluorar las aguas potables de las poblaciones con más de 30.000 habitantes. Comenzaron en 1989 en Vitoria, y en 1994 - 1995 en Bizkaia y en Gipuzkoa.

En paralelo se publicó el Decreto 118/1990, sobre asistencia dental a la población infantil de la CAPV, como sistema de asistencia dental básica, universal y de calidad. Este sistema asegura la atención dental adecuada, todos los años, a todos los niños y niñas residentes en la CAPV, entre los 7 y 15 años. Su financiación se hace con cargo al presupuesto del Departamento de Salud y su provisión se realiza mediante un amplio cuadro facultativo de dentistas concertados en el sector privado (98%), así como por Osakidetza en menor medida, en el sector público.

En 1988, el estudio epidemiológico indicaba que el 82% de los niños de 14 años tenía caries, con un promedio de 4 caries, más de la mitad de ellas sin tratar. La complejidad de las lesiones, un promedio de 8 superficies, afectaría de forma permanente su salud dental y general como adultos. La ausencia de aseguramiento de la atención dental infantil en Osakidetza dificultaba a las familias, sobre todo entre los niveles socioeconómicos menos favorecidos, el cuidado de la salud dental de los niños y las niñas.

El ejercicio 2021 se han completado 32 años de desarrollo del PADI.

En el último estudio epidemiológico (se hace cada 10 años) realizado en el 2018 la fotografía es opuesta: estamos entre los países con niveles más bajos de caries según la clasificación de la OMS. Así, a la edad de 7 años, el índice de caries en dentición permanente es prácticamente insignificante (CAOD=0,04), el índice de cariesa los 12 años es de 0,46 y, lo que es más significativo, la proporción de los niños y niñas libres de caries a la edad de 14 años en la última década llega hasta el 74% sin caries.

¿Hay alternativas a la fluorización de las aguas?

El Colegio de Dentistas de Bizkaia defiende que la fluoración de las aguas es la medida de prevención universal más recomendable para evitar las caries en los niños, si bien también entiende que su mantenimiento es una decisión política debido a los diversos factores que intervienen en una decisión así. 

Las medidas que pueden paliar dicha situación pueden ser las siguientes actuaciones:

- la aplicación de soluciones de flúor directamente a los dientes (topicación).

- las pastas de dientes con flúor.

- los geles de flúor.

- implantar métodos de autoayuda en escolares con enjuagues de solución de flúor.

Pero creemos que todas estas medidas deberían de haber sido contempladas desde el Gobierno Vasco antes de decidir la retirada del flúor en el agua potable. Esto no ha sido así, todavía no sabemos si el PADI va a tener en cuenta esta nueva situación en la población infantil y, lo que nos parece más grave, no creemos que se ha comunicado a la población de manera efectiva esta nueva situación de no fluorar las aguas.