El esmalte es la capa más externa del diente y está considerado el tejido más duro del organismo. Su dureza se la confiere su composición mineral, aproximadamente un 95% del total, con predominio de calcio y fósforo, que se disponen estructuralmente formando prismas unidos entre sí.

Está formado por unas células denominadas ameloblastos, que secretan una matriz que se irá calcificando.

Los ameloblastos descansan aproximadamente cada 7 días formando líneas incrementales en el esmalte, y solo están presentes durante la etapa del desarrollo de los dientes, ya que al finalizar la formación de los mismos mueren, por lo que una vez formado y madurado el esmalte ya no podrá regenerarse como otras estructuras del cuerpo.

La hipoplasia del esmalte se define como un defecto en el desarrollo de este tejido. Puede ser debida a diferentes causas como carencias nutricionales o enfermedades, ocurre antes de la erupción del diente y es irreversible.

Clásicamente la antropología forense, en su estudio de la diversidad humana a nivel biológico, ha empleado el análisis de las alteraciones en el desarrollo del esmalte como reflejo de posible estrés nutricional o como un indicador de la calidad de vida de las poblaciones, basándose en el argumento de cómo una alteración nutricional podría afectar a la formación de esta parte de los dientes.

La línea neonatal de Rushton-Orban es una marcada zona de hipomineralización que se forma en el esmalte dental en el momento del nacimiento debido a que el cambio de medio afecta el metabolismo general. Se basa en el principio de que la placenta materna es un filtro de gran precisión que permite la llegada al feto de los elementos necesarios en las cantidades y proporciones adecuadas. No ocurrirá lo mismo tras el nacimiento donde la variabilidad existente en cuanto a la cantidad y calidad del aporte de nutrientes hará que la mineralización de los tejidos sea más irregular.

En Odontología forense, la presencia de la línea neonatal determinaría el nacimiento del bebé, muy importante cuando se trata de establecer si habría nacido vivo o no, y se ha empleado para el cálculo de la edad de lactantes por medio del contaje de las líneas de crecimiento que se forman a partir de la misma.

Las alteraciones del esmalte también se han relacionado con la prematuridad del parto. La cantidad de esmalte formado durante la etapa prenatal va a ser menor, al presentar una edad gestacional más reducida.

La mayor parte del esmalte es mineralizado en la etapa postnatal, pudiendo verse alterado por multitud de factores (nutricionales o patológicos como infecciones o alteraciones metabólicas) que determinan que los niños prematuros puedan presentar una mayor prevalencia de estos defectos defectos.

En cuanto a la enfermedad celíaca, las alteraciones del esmalte constituyen un signo clínico de frecuente aparición, que afecta tanto a la dentición temporal como permanente. Suelen ser lesiones simétricas caracterizadas por cambios en la coloración (manchas blancas, amarillas o marrones), lesiones en banda o pérdida de estructura.

El mecanismo por el que se genera no está claro, existiendo diferentes hipótesis como el déficit mineral por la mala absorción a nivel intestinal o el desarrollo de anticuerpos específicos que actuarían indebidamente contra el esmalte dental.

En ocasiones estas alteraciones se presentan incluso en ausencia de manifestaciones digestivas, lo que les confiere un importante papel dentro del diagnóstico precoz.

Por todo ello, el esmalte dental puede representar un espejo donde se reflejen otras alteraciones del organismo, donde la consciencia de tal circunstancia, el conocimiento adecuado y la sencillez de su evaluación y valoración posibilitan un considerable beneficio a los pacientes que puedan verse afectados por estas situaciones. Como afirmaba Martin H. Fischer, “el diagnóstico no es el fin, sino el comienzo de la práctica”.