Sito en Cantalojas, en la provincia de Guadalajara, el Hayedo de Tejera Negra ofrece un paisaje de cuento para pasear entre árboles y diversas especies faunísticas. Su bosque, el situado más al sur del continente europeo, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco. Conviene consultar antes de realizar el viaje, porque se suele cerrar cuando cae la nieve, lo que imposibilita recorrer cualquiera de sus dos circuitos.

Tejera Negra es un hayedo situado en el municipio estatal de Cantalojas, en el rincón noroccidental de la provincia de Guadalajara. Ubicado en la sierra de Ayllón, en el extremo oriental del Sistema Central, se trata de uno de los hayedos más meridionales del Viejo Continente, según destacan desde Turismo de Guadalajara.

Integrado en el Parque Natural de la Sierra Norte de esta provincia de Castilla-La Mancha y con un microclima excepcional, lo alimentan los ríos Lillas y Zarzas, que nacen al pie del pico de La Buitrera. El bosque de hayas, su mayor atractivo turístico, crece en dos valles flanqueados por altas y afiladas crestas rocosas, y destaca por su ambiente “de cuento”.

El paseante disfrutará de los colores de este hayedo, del musgo de sus suelos y de sus silencios. Además de las hayas, crecen en él robles melojos, pinos silvestres, tejos, acebos, serbales y abedules. En su suelo aparece en otoño el Boletus Edulis, muy apreciado por los seteros.

El Hayedo de Tejera, en Guadalajara, el situado más al sur del continente europeo Turismo de Guadalajara

Su fauna más característica la integran rapaces diurnas como el águila real, el milano real y el azor, aunque también abundan entre su arbolado los corzos, zorros, gatos monteses, garduñas, tejones, comadrejas, jabalís y rapaces nocturnas como el cárabo, el búho chico y el mochuelo.

Dos rutas

El visitante puede elegir entre dos rutas circulares para conocer el hayedo: la Senda de Carretas, de dificultad media-baja, que parte del aparcamiento del Casarejo, y la Senda del Robledal, de dificultad alta por su largo recorrido, que parte del aparcamiento del centro de visitantes.

La más larga supera los seis kilómetros y se tardan casi dos horas y media en cubrirla. Existe también una ruta circular señalizada para bicicletas que llega al río Zarzas y dispone de un Centro de Interpretación.

El otoño pinta el hayedo de cientos de tonalidades de ocre y rojo, además de llenar sus suelos de setas. La primavera y el verano son también dos buenas épocas para visitar el hayedo y pasear bajo la sombra verde que nos ofrece su bosque. Resulta aconsejable darse prisa antes de que entre con fuerza el invierno, ya que se suele cerrar debido a las nevadas. La cámara de fotografías resulta imprescindible en esta salida.