Bilbao y varios de los municipios que forman parte de ese ente comarcal no oficial que se conoce como Gran Bilbao deben a la ría del Nevión-Ibaizabal gran parte de su personalidad. La ría de Bilbao nace por la confluencia del Nervión y el Ibaizabal en Basauri, creando una cuenca de unos 20 km hasta la bahía del Abra.

Ocho localidades se suceden. Aguas arriba, Bilbao ocupa ambas orillas y el puente de San Antón, en el casco histórico, marca el límite al que los barcos arribaban. Hacia el mar, en la Margen Izquierda se asientan Barakaldo, Sestao, Portugalete y Santurtzi, y en la Margen Derecha se asoman Erandio Leioa y Getxo, alternando zonas industriales con áreas residenciales.Navegar por la ría

Conociendo la importancia que la ría ha tenido en el desarrollo de Bilbao resulta interesante salir de las rutas clásicas y verla a ras de agua.

Se ve la ría como algo más que la suma de las localidades, permite conocer su historia y su patrimonio como quizá lo veían los marinos desde sus buques amarrados a los muelles de ribera hasta no hace demasiados años.

Tres compañías, tres posibilidades

Bilbao cuenta con tres compañías que ofrecen paseo por la ría.

  • Bilboats, en su embarcación de 80 plazas ofrece un recorrido matinal de dos horas desde el pantalán de la plaza Pío Baroja, junto al Zubizuri, hasta el puente de Bizkaia y el puerto de Bilbao, ida y vuelta. Por la tarde programa salidas de una hora hasta Zorrotzaurre y el canal de Deusto. Los horarios y precios se pueden consultar en su web, www.bilboats.com.
  • El mismo punto de embarque tiene la compañía Bote Tours. El recorrido es similar al anterior, pero incluye un recorrido circular por el Abra con paradas en Portugalete, Santurtzi, Getxo, Portugalete de nuevo para dejar y recoger pasajeros. Son algo menos de tres horas. Cada tramo tiene su tarifa. Su web es www.botebilbao.com.
  • La tercera opción es Bilbao River Company, que tiene su embarcadero en el muelle del hotel Consulado de Bilbao. Ofrece viajes chárter para eventos de grupos y fiestas en el único barco eléctrico que surca la ría. Su web es www.bilbaorivercompany.com

Los 13 km hasta el Abra parten del pantalán, en la orilla izquierda, entre los puentes Zubizuri, diseñado por Santiago Calatrava, y el del Ayuntamiento, que señala el final del tramo navegable para las embarcaciones de recreo. Ambos unen el Campo de Volantín con Abando.

El Zubizuri y las Torres Isozaki, punto de partida de la navegación. J.M. Ochoa de Olza

Los puentes que cruzan la ría marcan los tramos. Pasar debajo de uno de ellos permite descubrir pequeños secretos o admirar espacios urbanos que hablan de pasado, presente y futuro de la ciudad. Así, las modernas Torres Isozaki tienen su contrapunto en la caseta del botero del desaparecido gasolino de Uribitarte y sus geranios, que nadie sabe quién cuida.

La ría ha perdido en este tramo y casi hasta Zorrotza su carácter portuario, aunque los norais lo mantienen el recuerdo. También lo hace el monumento dedicado a las sirgueras, mujeres que remolcaban a fuerza de brazos los barcos hasta sus amarraderos.

El puente de La Salve, donde los marinos rezaban a la amatxu de Begoña al ver la torre de su basílica, anuncia el Guggenheim, icono de la modernización de Bilbao. Su curvilínea silueta contrasta con las lineas rectas de la Universidad de Deusto, en la orilla opuesta.

El museo Guggenheim asoma a la ría entre la pasarela Arrupe y el puente de la Salve. J.M. Ochoa de Olza

La pasarela Arrupe y los puentes de Deusto y Euskalduna, que corta el paso a los grandes buques, unen el barrio de Deusto con los terrenos del Astillero Euskalduna. Ahora se levantan allí el Palacio de Euskalduna y el Itsasmuseum con su exposición de embarcaciones históricas. La acristalada Torre de Ibedrola y el nuevo estadio de San Mamés parecen vigilar desde sus atalayas el discurrir del agua.

En medio del cauce surge la isla de Zorrotzaurre, desgajada de la orilla derecha por el canal de Deusto, que se empezó en los años 50 y se terminó en 2018. No es navegable ya que dos pasarelas, la Frank Gehry y la de San Ignacio, lo impiden.

Por ello, el barco sigue el cauce natural de la ría, entre la isla y los barrios Olabeaga y Zorrotza, en la margen izquierda, hogar de los trabajadores de las factorías metalúrgicas. Olabeaga recibe el sobrenombre de Noruega, unos dicen que por los bacaladeros que allí amarraban y otros por su sombría ubicación.

El paseo La Canilla de Portugalete, en la margen izquierda. J.M. Ochoa de Olza

En dirección al Abra

El río Cadagua desemboca en la ría marcando el límite municipal entre Bilbao y Barakaldo, cuyo casco urbano queda separado de la ría por una gran paraje industrial. La mayor parte de estos terrenos y los que siguen en Sestao y llegan a Portugalete los ocupaban en su mayoría factorías de Altos Hornos de Vizcaya, que también sucumbió en la crisis industrial de la década de los años 80. Numerosos cargaderos, grúas y naves industriales, unas abandonadas y otras todavía vivas, dan fe de la potente siderurgia que se desarrolló en ambos márgenes.

Por el puente de Rontegui cruzan los vehículos, pero son muchos los peatones que prefieren el gasolino para ir de Barakaldo a Erandio. Junto con el de Portugalete a Las Arenas, son los últimos boteros.

Otro río, el Galindo, hace de muga entre Barakaldo y Sestao. Pero el paisaje industrial sigue en ambas riberas, también en Erandio y Leioa. Allí se ven las bocas del río Gobelas en Erandio y el Asua en Leioa que llegan a la ría desde la margen derecha.

La flota pesquera de Santurtzi amarra frente a la Cofradía de Pescadores, ahora Museo del Mar. J.M. Ochoa de Olza

El muelle de la Benedicta anuncia Portugalete, histórica localidad de origen medieval a la que el desarrollo industrial convirtió en uno de los pueblos obreros más significados de la Margen Izquierda. El puente de Bizkaia, el popular Puente Colgante, luce en todo su esplendor, mientras su barquilla traslada peatones y coche entre Portugalete y el barrio getxoarra de Las Arenas, cuyo origen está en las villas residenciales y veraneo de la burguesía bilbaína para disfrutar de unos arenales ahora desaparecidos y de los que solo queda una pequeña playa protegida por el muelle Evaristo Churruca.

El último municipio del lado izquierdo, ya en el Abra, es Santurtzi, que mantiene su ambiente pesquero aunque su flota profesional es muy reducida. El superpuerto de Bilbao, el industrial, el comercial se encuentra a su lado.

Enfrente, en la margen derecha, Getxo se abre al Abra y al Cantábrico. Neguri ofrece el contrapunto altoburgués y residencial a la orilla obrera. Además, como si de una imagen especular se tratara, frente al puerto industrial y mercante se encuentra la terminal de cruceros, el ocio del mar. 

El puente del Ayuntamiento es el límite actual hasta el que llegan las embarcaciones que remontan la ría. J.M. Ochoa de Olza

Los otros puentes de la villa

Una de las cosas que queda clara cuando se pasea junto a la ría es que Bilbao es una villa de puentes. Trece hay de momento, aunque uno de ellos no se ha estrenado todavía, y al menos hay otro en proyecto. Además de los que se cruzan durante el recorrido en barco remontado la ría desde el Campo de Volantín se encuentran los puentes y pasarelas más antiguos de Bilbao. El primero es el del Ayuntamiento, y le siguen el del Arenal, la Merced, la Ribera y el de San Antón. Todos ellos forman parte de la historia de la villa. Han sido testigos, protagonistas, incluso víctimas, del nacimiento y crecimiento de la villa. Aún queda otro, el de Miraflores. Desde el año 1995 este viaducto da acceso al sur de Bilbao por Bolueta desde la autopista A-8.