Las amas de casa han desempeñado un papel crucial en la sociedad, a menudo sacrificando sus propias carreras profesionales para dedicarse al cuidado del hogar y la familia. Sin embargo, este sacrificio ha llevado a que muchas de ellas no tengan acceso a una pensión de jubilación suficiente al llegar a la tercera edad. Afortunadamente, existen mecanismos y programas que buscan mejorar esta situación y ofrecer una cierta seguridad económica a estas mujeres. A continuación, se detallan los principales aspectos relacionados con la pensión de jubilación para amas de casa en el Estado.

Sistema de Seguridad Social y cotización

El sistema de pensiones del Estado está basado principalmente en las cotizaciones a la Seguridad Social. Las personas que no han cotizado lo suficiente durante su vida laboral, como es el caso de muchas amas de casa, pueden encontrarse en una situación desfavorable al llegar a la jubilación. Para poder recibir una pensión contributiva, se requiere haber cotizado un mínimo de 15 años, de los cuales al menos dos deben haberse producido en los últimos 15 años antes de la jubilación.

Sin embargo, para aquellas que no cumplen con este requisito, existen alternativas a través de las pensiones no contributivas, diseñadas para asegurar un ingreso mínimo a las personas mayores que no han cotizado lo suficiente.

Pensión no contributiva

La pensión no contributiva de jubilación está destinada a aquellos que no han alcanzado el período mínimo de cotización para acceder a una pensión contributiva. Este tipo de pensión se financia con cargo a los Presupuestos Generales del Estado y está gestionada por las Comunidades Autónomas.

Para ser elegible, es necesario cumplir con ciertos requisitos:

  • Tener 65 años o más.
  • Residir legalmente en el Estado y haberlo hecho durante al menos 10 años, de los cuales dos deben ser consecutivos e inmediatamente anteriores a la solicitud de la pensión.
  • Carecer de ingresos suficientes, es decir, tener ingresos anuales inferiores a 6.784,54 euros (para 2023), según datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).

El importe de la pensión no contributiva se ajusta en función de los ingresos personales y de la unidad económica de convivencia, pudiendo alcanzar hasta 484,61 euros mensuales en su totalidad, aunque esta cifra también puede variar.

Complementos a mínimos

Aquellas amas de casa que hayan cotizado al menos 15 años, pero cuya pensión contributiva sea inferior a un mínimo establecido, pueden beneficiarse de los llamados "complementos a mínimos". Estos complementos aseguran que ninguna pensión contributiva se sitúe por debajo de un umbral mínimo garantizado por ley.

Pareja pasea por la playa Freepik

Mecanismos adicionales de protección social

Además de las pensiones no contributivas y los complementos a mínimos, existen otros mecanismos de protección social que pueden beneficiar a las amas de casa:

  • Ingreso Mínimo Vital (IMV): Aunque no es una pensión, el IMV es una prestación económica dirigida a garantizar un nivel mínimo de ingresos a las personas y familias en situación de vulnerabilidad. Las amas de casa que no tengan acceso a una pensión suficiente pueden solicitar este ingreso, siempre que cumplan con los requisitos establecidos.
  • Ayudas autonómicas y locales: Muchas Comunidades Autónomas y ayuntamientos ofrecen ayudas y subsidios adicionales para las personas mayores en situación de necesidad. Estas ayudas pueden complementar la pensión de jubilación y mejorar la calidad de vida de las amas de casa jubiladas.

Iniciativas de concienciación y formación

En los últimos años, diversas organizaciones y administraciones públicas han puesto en marcha iniciativas para concienciar sobre la importancia de cotizar a la Seguridad Social, incluso en trabajos no remunerados como el de ama de casa. Programas de formación y orientación están disponibles para ayudar a estas mujeres a comprender mejor sus derechos y opciones en materia de pensiones.

A pesar de los avances y las diversas medidas de protección, las amas de casa aún enfrentan retos significativos en cuanto a su seguridad económica en la jubilación. La escasa cotización durante su vida activa se traduce en pensiones bajas, y muchas dependen de los ingresos de sus cónyuges o de otros miembros de la familia.