Alicudi es una pequeñísima isla volcánica italiana de 5 kilómetros cuadrados situada al norte de Sicilia, con poco más de 100 habitantes repartidos por casas construidas en las escarpadas laderas, a las que sólo se puede acceder (a pie o en burro) por senderos y escalones de piedra de lava, ya que no tiene carreteras asfaltadas.

Esa isla circular (un volcán sumergido), la más pequeña del archipiélago de las Eolias, se está encontrando hace ya un tiempo con un grave problema: la sobrepoblación de cabras salvajes, que ya alcanzan, según las estimaciones oficiales, un número de unas 600 (seis veces más que personas). En su día, cuando eran muchas menos, se convirtieron en un atractivo más de la pequeña isla, como lo es su volcán inactivo.

La pequeña isla de Alicudi. Carsten Steger

De la cima a las casas

Pero es que cuando eran pocas la convivencia con los humanos era agradable y pacífica. Ahora ya no se puede decir lo mismo. Son tantas que, aprovechando su capacidad para moverse por sus escarpadas laderas, han comenzado a descender en manadas desde la cima de la isla, donde vivían, para instalarse en las zonas habitadas, arrasando buena parte de la vegetación, provocando daños en jardines, huertos y muros de piedra e incluso entrando en las casas.

La solución del alcalde

Los vecinos no aguantan más la situación y el alcalde, Riccardo Gullo, ha optado por una curiosa solución: regalar los animales a quien esté dispuesto a acogerlos. La iniciativa Adopta una cabra se plantea porque su intención nunca ha sido la de sacrificar a los animales. "Cualquiera puede solicitar una cabra, no es necesario que sea un granjero y no hay restricciones en cuanto al número", afirma el alcalde al periódico The Guardian.

Al parecer las cabras llegaron a Alicudi hace 20 años de la mano de una persona que quería criarlas allí. Pero poco tiempo después desistió de su plan y los animales quedaron libres por la isla, y desde 2008 se busca una solución, aunque hasta ahora no se han tomado medidas, con lo que la población de cabras se ha ido multiplicando sin control.

Los vecinos ven con buenos ojos la idea (creen que más que 600 la población de cabras ronda ya los 800 ejemplares), pero no así la logística, porque no es nada fácil trepar por esas laderas tan empinadas, dar caza a las cabras y descender con ellas hasta el nivel del mar a la espera de un barco que los traslade a Sicilia, situada a más de dos horas de Alicudi.