CUALQUIER excusa es buena para ayudar a quien más lo necesita. En esta ocasión, una treintena de personas se colocaron llamativas y coloridas máscaras de Carnaval para, en el restaurante italiano Don Angelo, transportarse a la mismísima Venecia. Lions Club Bilbao organizó el jueves por la noche un encuentro entre amigos para recaudar fondos que ayudan a los enfermos de fibrosis quística. A la cena acudieron el presidente de Lions Bilbao, Borja Elorza, y la representante de la asociación Arnasa, Ana Llarduya, que agradecieron el apoyo con el que “pretenden ofrecer una mejor calidad de vida a los enfermos”. Amigos y colaboradores de la ONG aportaron su granito de arena por una buena causa. “Necesitan aire para vivir”, destacaron. Pero el aire para un enfermo de fibrosis quística es un bien demasiado caro. “Esta enfermedad es muy desconocida”, destacaron en la cena del jueves. “Qué menos que les ayudemos”, apuntaron. La fibrosis quística hace que la mucosidad sea espesa y pegajosa. Esta mucosidad tapa los pulmones, causando problemas para respirar y facilitando el crecimiento de bacterias. Afecta sobre todo a los pulmones y al aparato digestivo: “Los pulmones se convierten en algo así como el paraíso de los bichos y las bacterias, lo que hace que se deterioren”, aclaró Andrea López, que ha padecido la enfermedad hasta hace dos meses. Un transplante pulmonar ha cambiado su vida. Sin embargo, Andrea no se olvida todo lo que ha sufrido y el jueves puso voz a la cena. Andrea y Antonio Garamendi ofrecieron un miniconcierto que hizo las delicias de los comensales. “Son maravillosos. Qué bien cantan”, destacó la doctora en nutrición Miren Marín, quien hizo hincapié en la necesidad de colaborar más con este tipo de causas.
Al menos 150 familias vascas conviven a día de hoy con esta patología, que se presenta solo en uno de cada 3.500 nacimientos. Desde hace cerca de una década, la prueba del talón que se realiza a los recién nacidos permite detectarla en la red de Osakidetza desde el primer momento. Sin embargo, la inexistencia de una cura hace que el tratamiento diario, cuya dispensación universal y gratuita no está garantizada, sea la única opción para que tengan una calidad de vida aceptable. “Seguiremos poniéndonos el antifaz. Con apoyo se respira mejor”, destacaron.