UTILIZAR paredes que hablan para abrir los ojos a la ciudadanía no es habitual entre los artistas callejeros pero sí en el caso de Mikel y Olaia, sobre todo desde que emplearon su arte en Las Hortichuelas (Almería), en casa de la abuela de El pescaito Gabriel Cruz, el niño asesinado en febrero por la pareja de su padre. El muralista y escultor donostiarra Mikel Herrero, y la estudiante de Diseño Gráfico navarra Olaia Chocarro, los dos integrantes de la empresa Innovart 19, plasman desde entonces dibujos en muros con mensajes para que los paseantes “piensen por un momento” en los problemas con los que convivimos día a día. El viaje a Almería que hicieron en marzo fue el detonante que ha hecho girar la trayectoria de estos grafiteros, cuya obra más conocida fue el retrato del niño acompañado de una imagen en la playa rodeado de peces.
Concienciados y conscientes, la pareja, está muy volcada también con el tema del reciclaje y por ello está elaborando en Puente la Reina (Nafarroa), su lugar actual de residencia, un fondo marino con varias tortugas rodeadas por bolsas de plástico, que refleja el mal estado de la mar. En otra pared de esta misma localidad, de la que es natural Olaia, los artistas han plasmado un retrato hiperrealista de un gato en “una postura relajada” para transmitir “un efecto de ternura e impacto” con el que llamar la atención sobre la causa de la defensa de los animales, ya que están muy sensibilizados con el abuso que sufren. “Estos son temas que me matan”, relata el donostiarra. El feminismo es otra de las cuestiones que centra sus preocupaciones, por lo que durante el pasado mes dibujaron dos murales en Iruñea y en Puente la Reina.
Son solo ejemplos de algunas obras de las muchas que van a seguir dibujando con todas las ideas que tienen in mente. “Pero tenemos que ir pidiendo permisos para continuar dejando nuestra marca personal allá por donde pasamos”, dice Mikel. Otros grafiti responden a encargos concretos, como los que se pueden ver en Donostia en homenaje al cantante Imanol Larzabal y al lingüista José Luis Álvarez Emparantza Txillardegi, además del mural dedicado a los bomberos de la capital.
El viaje que cambió su vida comenzó el día 18 de marzo, cuando ambos emprendieron su aventura de 900 kilómetros -16 horas por carretera- hacia Las Hortichuelas, que terminó con El pescaíto Gabriel plasmado en un mural que “en ningún momento” pensaron en dibujar “en su propia casa”, afirma el donostiarra. Para cuando salieron de Donostia, el pequeño Gabriel, de 8 años, había sido encontrado en el maletero del coche de Ana Julia Quezada, la pareja sentimental de su padre, quien días después confesó haberlo matado en Las Hortichuelas. Cuando llegaron, no se esperaban lo que les iba a ocurrir unas horas después. Un encuentro inesperado con el padre de Gabriel, Ángel Cruz, convirtió un pequeño detalle en “sensaciones indescriptibles”, cuenta Olaia. “No podíamos aguantar la emoción que nos transmitía el padre a través de verdaderos abrazos”, rememoran.
El último proyecto de la pareja ha sido una figura de Xabi Prieto de cera y plástico que la Real Sociedad le pidió para emplazarla en su renovada tienda y a la que no ha tardado ni tres meses en darle forma, una propuesta a la que respondieron con “mucha ilusión y ganas” y con la que el propio Prieto “quedó alucinado”, explica Mikel. Mensajes claros dirigidos a la ciudadanía es lo que buscan con este nuevo estilo que empezó muy lejos de sus casas, en una vivienda muy especial.