BALTISTAN Fundazioa reunió recientemente a amigos y socios en La Morada de Bilbao para, a modo de agradecimiento, invitarles a un pintxo-pote. Esta entidad solidaria, en estrecha colaboración con la ONGD local, Felix Iñurrategi Foundation Baltistan Machulu (FIFBM), trabaja por el desarrollo integral de todo el valle de Hushé, en las áreas de educación, agricultura fortalecimiento comunitario y desarrollo organizacional, salud, infraestructuras, turismo o género...
El encuentro en el que se dieron cita medio centenar de personas sirvió además para poner en marcha la nueva campaña de venta de bonos que se pueden adquirir a través de la página web de la fundación www.baltistan.eus. “Cada bono de 50 euros cubre el coste total anual de una plaza escolar en esas escuelas que la Fundación gestiona en el valle”, destacó el presidente de la fundación José Manuel Ruiz.
El importe recaudado por estos bonos se emplea íntegramente en sufragar la escolarización de las niñas del valle. “Empezamos con unas becas y poco a poco ha ido creciendo. Con la escolarización de estas niñas también contribuimos a un cambio de mentalidad de los roles familiares”, apuntó el presidente de la fundación. En la actualidad gracias a la labor que realizan los voluntarios y colaboradores de esta fundación 1.400 jóvenes, de las cuales 800 son niñas están escolarizadas en diez escuelas ubicados en ocho aldeas del valle pakistaní. Pedro, Marta, Miren, Jon, Jose, Ana... son algunos de los voluntarios que hacen posible que las niñas de este valle recóndito tengan una oportunidad de futuro. “La gente que forma parte de esta fundación tiene mucha relación con la montaña. Desde domingueros como yo o José hasta quienes hacen ocho miles”, destacó Jon Mancisidor, uno de los voluntarios de la fundación.
El trabajo de la fundación se inició en el pueblo de Machulu, una aldea de unos 3.000 habitantes y a casi 3.000 metros de altitud. Las condiciones de vida de los habitantes son extremadamente duras, no solo por el clima -soportan en invierno temperaturas que puede llegar a alcanzar los 20 grados bajo cero- y la situación geográfica que les mantiene aislados y alejados del resto del país, sino por la falta de desarrollo en aspectos tan básicos como la educación, la salud, la actividad productiva o la equidad de género. “Se trata de una zona muy pobre, con muy recursos”, cuentan.
Desde que hace una década la fundación comenzase a trabajar en el desarrollo del valle paquistaní los pasos que se han dado han sido beneficiosos para sus habitantes. Akhond Ishaq es de Hushé y sabe lo dura que es la vida en su valle rodeado de montañas. “Los accesos son muy complicados. Las carreteras apenas son transitables. Cuando una mujer tiene que dar a luz no puede llegar al hospital. Por eso es tan importante dotar a las aldeas de escuelas y de centros sanitarios. Toda la ayuda es poco para contribuir a que puedan vivir un poco mejor”, concluyó.