Integrantes del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona lanzaron ayer una campaña de micromecenazgo para poder autoproducir su ropa de la marca Top Manta, un proyecto “de resistencia y social” que creará nuevas oportunidades laborales, pero también vitales, para los cerca de 150 extranjeros participantes en la iniciativa.
En una entrevista, el portavoz del colectivo, Lamine Sarr, explicó que el proyecto también busca “desmentir estereotipos y discriminaciones” sobre el colectivo del Senegal, mostrando su capacidad y talento, y a la vez contribuir al desarrollo económico de la ciudad y a ayudar a los manteros a alcanzar su sueño de trabajar legalmente y vivir dignamente. Las prendas en las que estampan sus diseños se producen respetando los derechos laborales y el medio ambiente: “Como somos una marca de resistencia, reivindicativa y social no podemos hacer lo mismo que hacen algunas marcas que explotan a personas” en países como el suyo, reflexionó.
A través de la plataforma de crowdfunding Goteo aspiran a recaudar un mínimo de 20.000 euros para comprar dos máquinas de serigrafía, con un objetivo óptimo de 45.000 euros. Los beneficios se colectivizarán y el 20% será destinado a un fondo de vivienda para ayudar a pagar los alquileres del colectivo, mientras que otro 20% será para un fondo de salud, y otro 20%, legal. “El resto va a educación, participación política y cultura”, explicó Sarr, quien dijo que aunque no puedan trabajar aún legalmente, sí que podrán mejorar su situación con estos ingresos, al dar un impulso a la marca que decidieron crear hace un año, y en la que se han interesado muchas personas.
Cultura de origen Para los diseños buscan combinar la cultura de su país de origen con la de la ciudad en la que viven: “Sacamos lo que llevábamos dentro” y aparecieron sueños, pero también críticas. “La situación de la venta en la calle es muy dura”, explicó Sarr, que llegó hace más de diez años a Barcelona en un viaje en cayuco en el que murieron amigos suyos y ha sufrido las consecuencias de una Ley de Extranjería que, lamenta, considera ilegales a las personas y pone muchas dificultades para obtener la regularización.
“Esta ley roba el futuro de mucha gente”, incluyendo el encierro en centros de internamiento de extranjeros, que definió como peores que cárceles, y agradeció las reivindicaciones crecientes en la sociedad para reformarla, ya que lamentó que si estuvieran a solas los migrantes y el Gobierno, estarían perdidos. El proyecto ha contado con la colaboración de Playground Do -una iniciativa social de la revista homónima- y su director, Cristian Palazzi, explicó que les han ayudado con su plan de empresa y el desarrollo de la marca y el diseño de forma altruista.
Después de pasar jornadas en la calle, un grupo de una docena de vendedores se ha formado durante semanas en moda y tendencias, en las instalaciones de la revista, y de la mano de exalumnos y profesores de la escuela universitaria de diseño BAU. Por el momento han realizado camisetas, sudaderas y tote bags, pero “van a llegar más sorpresas”, en una línea de ropa que presentarán con una pasarela particular en abril, y que venderán a través de Internet y en la librería del Raval Veus amb Veus, y bajo el lema: Ropa legal hecha por gente ilegal. - E. P.