Bilbao - A contracorriente. La mujer que estudió Físicas durante años, la misma que quedó prendada por los estudios de Filología Vasca y que flirtea con la música; la joven que estuvo presa por la dictadura de la depresión y que cuya pluma ha deslumbrado en euskera, tanto en la novela como en el cuento, a la hora de la poesía o en el tiempo del teatro; aquella que lo mismo desciende a los infiernos de la locura en Odol mamituak, su primera novela para adultos, que conecta con los más jóvenes “sin dárselo todo mascado”, tiene una necesidad.

¿Cuál?

-Escribir. Desde pequeña me gustó pero no escribo por placer: es algo que necesito para poder respirar. Desde muy joven estaba condenada a escribir, incluso en los hospitales, porque necesito encontrar la belleza.

¿Encuentra oxígeno en las palabras, en las historias que cuenta?

-Lo necesito como el respirar. Sufro cuando escribo pero vivo con intensidad. Sé que es algo paradójico pero es mi realidad.

¿Y sobrevive? Lo pregunto porque la literatura enriquece más al espíritu que la cuenta corriente...

-No se puede vivir solo de ella, al menos no yo. Digamos que sobrevivo pero que estoy más viva que nunca.

¿Ha de temerse a Alaine cuando escribe para los más jóvenes?

-Lo hago con valentía, es cierto. Pero a los niños no hay que explicárselo todo, dárselo mascado. Mis relatos no están para educar, no son libros de texto. Y los niños son más audaces de lo que pensamos.

¿Es posible predicar con un ejemplo?

-Yo les cuento historias. Hace poco una niña me preguntó: ¿Por qué la gente se suicida?

¡Sopla!

-Le contestas con otra historia. O por qué mi amigo quiere ser chica. Los adultos queremos moldearlos como si fuesen cerámica. Y yo he decidido no ocultarles estas cosas, pero siempre desde la delicadeza, desde la sutileza, desde la elegancia.

¿Teme que la etiqueten como escritora de niños?

-Sigo leyendo este tipo de libros porque encuentro un mundo superinteresante y profundo. Tenemos todas las edades que hemos vivido, así que eso de las literatura para X años, esa etiqueta, nunca me ha gustado.

¿Cuál es su próximo sueño literario?

-Que me traduzcan. Quiero dar el salto a otros lugares y estoy en busca de editoriales que se atrevan.

¿Escribe para quién?

-Para mí, pero necesito el feedback de los lectores, saber lo que piensan.

¿No le da vértigo?

-¡Qué va! Ya le dije que soy valiente. En X hil da hablo de una chica joven que se queda viuda y me preguntan que cómo escribo algo así.

¿Cómo escribe algo así?

-Porque esa es la magia que tiene la literatura. Parece que vivimos otros mundos, que los revivimos. Mundos que no puedes alcanzar de otra manera.

¿También cuando lee?

-Me apasionan los libros, pero tengo que dosificar mis lecturas. Son peligrosas para mi.

¿Cómo dice?

-Me meto demasiado en la historia, tanto, que pierdo la noción. Es la magia y la condena. Tienes otras vidas que vivir. Y no sé si eso es lo mejor.

Escritora acreedora al premio farolillo de papel por su trabajo en literatura infantil y juvenil