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Puentes de papel sobre una Ría de tinta

Argiñe Areitio y Pedro Zarrabeitia retratan 17 puentes en un libro, que se podrá adquirir El domingo con DEIA

Puentes de papel sobre una Ría de tintaOskar Martínez

DICE Argiñe Areitio que hay puentes disfrazados de calles a los que no se les presta demasiada atención. “Los usamos, nos vienen bien y los echaríamos en falta si no estuviesen, pero no inspiran a la gente”, reconoce la periodista. Será porque los atraviesan a la carrera “para hacer las compras o llevar a la criatura a clase”, en vez de “pasearlos con esa otra mirada, fijándose en la barandilla y en los reflejos del agua”, tal y como ha hecho ella para plasmarlo en Los puentes de la Ría de Bilbao, un libro que se podrá adquirir este próximo domingo por 22,95 euros junto con el ejemplar de DEIA.

También Javier Pascual, director de Sua Edizioak -donde ha tomado cuerpo esta ensoñación de atravesar una y otra vez la ría sin mojarse los pies- anima a bucear entre las 120 páginas de esta obra en busca de “emociones” hilvanadas a “la historia de los puentes, que es la historia de Bilbao también”. Sería bonito, confiesa, que los lectores “encuentren el puente, no solo como un lugar de paso, sino también como un lugar de estar, donde mirar para la izquierda y para la derecha, gozando y enriqueciéndote en las historias que cuenta el texto”.

Invita a detenerse y disfrutar de los puentes, como hacen los universitarios en la pasarela Arrupe, y también a posar sin prisa la vista en cada una de las fotografías de Pedro Zarrabeitia, que ha concentrado la esencia de 17 de ellos en un centenar de imágenes. “Me parece muy sutil y bonita una del Puente Colgante de noche, en la que se le ve con su color. Me gusta mucho la panorámica de la curva de La Peña, en la cual se ve tanto el puente de Miraflores como Ibaieder. También una nocturna de Zubi Zuri por debajo, que parece una columna vertebral. Hay fotos muy bonitas...”, asegura Areitio, incapaz de decantarse por una única imagen. No en vano su autor, con numerosos premios en su haber, fue el primer fotógrafo en exponer en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. También Zarrabeitia -un equipo es un equipo- alaba “los ocurrentes y acertados textos de Argiñe Areitio y el buen gusto de Javi Pascual”.

Recreada la vista en descomunales estructuras y pequeños detalles, repara en las decenas de anécdotas que estimulan la imaginación. A poco que uno cierre los ojos, fantasea con esa avioneta que en 1912 pasó bajo el Puente Bizkaia haciendo piruetas o ve al hombre cometa, Mr. Tebar, descendiendo de la pasarela hasta la ría sujeto por un cable, proeza que, destaca la autora, “repitieron al siguiente año las Hermanas Navarrete”. Cruzado el último puente de papel, el libro aún depara un viaje al pasado a bordo de un puñado de fotografías antiguas salpicadas de embarcaciones que surcan una Ría de tinta.