Giorgia Meloni, líder ultraconservadora italiana y embarazada, anunció ayer su candidatura a la Alcaldía de Roma y respondió así a quienes plantearon dudas sobre la capacidad de las mujeres para compatibilizar maternidad y cargos políticos, como había hecho el ex primer ministro Silvio Berlusconi y otros líderes.

Meloni apareció ayer en el centro de la capital y, arropada por decenas de seguidores que la vitoreaban, anunció una candidatura que muchos ya sospechaban. “He venido para anunciar, tras una atenta y cuidadosa reflexión, que he decidido concurrir en las elecciones del Ayuntamiento de Roma”, afirmó en una aparatosa y concurrida comparecencia.

La política consideró que “una mujer debe elegir libremente” qué decisiones tomar y reivindicó que “ningún hombre puede decir a una mujer qué debe o no debe hacer”. “Por eso he elegido presentarme a las elecciones, a pesar de estar embarazada. Roma tiene como símbolo una loba que amamanta a dos gemelos”, señaló la política, haciendo referencia a la loba capitolina, que según la tradición cuidó de los abandonados fundadores de la ciudad, Rómulo y Remo.

Meloni, con poco más de dos meses de gestación, dijo que la suya es “una elección de amor” y expresó su intención de “desarrollar una campaña electoral con los plazos de una mujer y de una madre, sin exagerar” con los actos públicos. “Los romanos lo comprenderán”, estimó. En su rueda de prensa delante del Panteón no solo oficializó sus intenciones sino que realizó su primer y particular acto de campaña al prometer “una guerra sin cuartel” a los tejemanejes y las corruptelas en el seno del consistorio capitolino. De este modo Meloni, que dirige un partido ultraconservador con presencia parlamentaria, respondió a los que pusieron en duda su idoneidad para las elecciones municipales por el hecho de estar embarazada.

“Hacer de madre”

Todo surgió cuando otro candidato conservador, Guido Bertolaso, descartara la posible incorporación de Meloni en un hipotético equipo de gobierno ya que, a su juicio, una mujer embarazada “debe hacer de madre” y no comprometerse en una “feroz campaña electoral”. Sus palabras, pronunciadas por televisión y en horario de máxima audiencia, levantaron toda una polvareda que, por si no fuera suficiente, ha sido insuflada por su principal valedor, el ex primer ministro Silvio Berlusconi. El magnate y líder de Forza Italia (FI) salió en defensa de su candidato al subrayar que la maternidad y la gestión de una alcaldía como la de Roma son tareas incompatibles. “Una mamá no puede dedicarse a un trabajo que la ocupa 14 horas al día”, zanjó el político en la emisora Radio Anch’io. No obstante, Meloni ha recibido el apoyo de varias representantes del Gobierno, como la ministra para las Reformas, Maria Elena Boschi, o de la titular de Sanidad, Beatrice Lorenzin, quien expresó su indignación al afirmar que Italia “no es un país para mujeres”.

La situación, además de poner sobre la mesa un debate que muchos consideran anticuado, el de la capacidad de una madre para ostentar cargos públicos, también caldea la ya de por sí delicada situación política en la capital, cuyo anterior alcalde dimitió el pasado octubre por un surtido de escándalos en la gestión de la ciudad.