El castillo de Matrera era así... más o menos
La polémica restauración de la torre fortificada de este pueblo gaditano atrae incluso a la prensa extranjera
La restauración del castillo de Matrera de Villamartín, en Cádiz, un conjunto calificado como Bien de Interés Cultural (BIC) y cuyo origen se ubica en el siglo IX, suscita una polémica que ha llegado a llamar la atención de medios internacionales como The Guardian o The Times. “Estoy sorprendido, no es la primera intervención de este tipo, no sé por qué tanto bombo con esta”, explicó el arquitecto Carlos Quevedo Rojas, responsable del polémico proyecto, que parece llevar camino de ser comparado con la restauración que hizo en 2012 Cecilia Giménez con el Ecce Homo de la localidad zaragozana de Borja.
El trabajo de consolidación de los muros de la torre del castillo de Matrera, que se han levantado hasta su altura original con una superficie blanca, contó con el visto bueno de la Consejería de Cultura puesto que este castillo fue declarado BIC por la Junta de Andalucía en 1985. La polémica ha sido impulsada tras la publicación en la web de la asociación Hispania Nostra, una entidad de carácter no lucrativo dedicada a defender el Patrimonio Cultural y Natural español, de un artículo en el que se califica de “desastre” y “verdaderamente lamentable” el trabajo y se asegura que ha recibido comentarios de extranjeros “que no comprenden cómo en España se cometen todavía estos disparates”.
El vicepresidente de esta asociación, Carlos Morenés, abogado de profesión, explicó que han querido dar “una difusión ejemplarizante” para evitar que vuelvan a repetirse “excesos” como este. “Se ha llevado al extremo la legislación sobre restauración que obliga a distinguir las partes nuevas de las originales y se ha dañado el entorno con una cosa blanca, enorme” que “ha desvirtuado el aspecto histórico y paisajístico” del enclave, ubicado en el cerro Pajarete, en una finca privada cuyo dueño ha costeado la obra.
Esta asociación incluyó en 2014 en su Lista Roja al castillo de Matrera para llamar la atención sobre su estado ruinoso. Fue un año después de que, tras un periodo de intensas lluvias, se cayera la bóveda y un muro de esta construcción militar abandonada hace más de cinco siglos. El episodio se produjo justo cuando se estudiaba un proyecto para consolidar la torre medieval y evitar que pasara lo que finalmente pasó. Al caerse la bóveda, de la fortaleza solo quedaron dos muros, el oeste y el sur, sobre los que ahora se ha realizado la intervención porque existía riesgo de vuelco.
“Revestimiento similar” En los trabajos se han consolidado los muros y se ha recuperado la volumetría que había perdido la torre, dotada también de “un valor paisajístico”, según explica el arquitecto. Para ello los muros originales se han levantado con una reconstrucción que trata de dar idea de su volumen original, realizada con restos de los materiales originales, revestidos con mortero de cal blanco.
Este material, habitual es las restauraciones, se eligió para distinguir la parte nueva de la original, como marca la ley. Pero además “es un revestimiento similar al original que recubría la torre. Ese acabado, que es lo que más impacta, es el mismo material que cubría los muros que ahora están descarnados, da idea de la textura y tonalidad que tenía en su origen”, insiste el arquitecto. El arqueólogo municipal, José María Gutiérrez, defiende también que la intervención cumple con los requisitos de la restauración contemporánea y se muestra sorprendido por la repercusión que ha tenido esta polémica: “The Guardian se ha hecho eco de esto y acaba de llamarme un periodista de The Times”, señala. “Cuando se cayó la bóveda no conseguimos ni 200 firmas para pedir una rehabilitación”, lamenta Gutiérrez a la vista del gran interés que el castillo suscita ahora.
Más en Qué mundo
-
El Premio Nobel de Literatura al que estafan en un taxi
-
Sufren un terremoto en una iglesia evangélica y piensan que es Dios: "¡Más fuerte, padre!"
-
Descubre las maravillas del municipio más grande de Bizkaia y el cuarto de Euskadi
-
Se enamora del director de una funeraria y acude a entierros durante año y medio hasta conquistarlo