‘Tintín’ y ‘Mojito’ olvidan su pasado en Karrantza
Dos cachorros de león incautados en un circo de Valencia se recuperan en el parque Karpin Abentura de Karrantza
Leones de feria. Esa era la vida de Tintín y Mojito, dos cachorros de león, de cuatro y ocho meses, respectivamente, hasta el pasado 21 de marzo, cuando llegaron al Centro de Acogida del Karpin, situado en el parque aventura de Karrantza, incautados por el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) por un presunto delito de contrabando de los propietarios a raíz de una denuncia presentada por las asociaciones animalistas Anadel, Aspaco y Equinac.
“Los usaban en un circo de la Comunidad Valenciana para que la gente se sacase fotos con ellos”, resume Iñigo Ulibarri, uno de los biólogos del centro encartado que vio en qué condiciones llegaron hace apenas mes y medio. “Sospechamos que tenían una alimentación muy mala”, expone. “Estaban muy estresados por vivir en unas condiciones que no son las de su hábitat natural”, añade Pedro Abad, biólogo responsable del Karpin.
En concreto, además de los problemas de “desnutrición y descalcificación”, el mayor de ellos, Mojito, llegó en una situación muy delicada. “A nada que comía se atragantaba y podía morir en cualquier momento”, afirma Ulibarri. Esto se debía a “un problema de parálisis de la musculatura de la garganta que le dificulta a la hora de tragar” y que le fue diagnosticado después de realizarle un profundo análisis en Asturias. “Se vio que tiene un esófago más estrecho de lo normal, por lo que al principio le dábamos carne picada y complementos vitamínicos”, resume Ulibarri.
Actualmente, después de los cuidados realizados en el Karpin, Mojito ya puede comer trozos de carne más grandes y con huesos. Los dos han ganado en salud y peso. “Tintín come casi un kilo y medio de carne al día. Pesaba ocho kilos cuando llegó y ahora, 17”, explica Abad. Mojito, cuatro meses mayor, ha aumentado su peso de 23 a cuarenta kilos en mes y medio y empieza a recobrar parte de su característica melena, sesgada por las pruebas médicas a las que fue sometido.
SEPARADOS Se podría decir que Tintín y Mojito viven juntos pero no revueltos. Apenas una malla les separa de día, cuando salen a su patio particular para hacer ejercicio. “El otro día Mojito le rajó el morro a Tintín con la uña, que parece un bisturí, a través incluso de la malla. Su forma de jugar es pelear y no les podemos tener juntos porque el mayor mataría al pequeño”, advierte Abad. Sin embargo, a pesar de sus diferencias, ambos han mejorado mucho su psicomotricidad desde que están en el Karpin. “Los primeros días apenas se movían y cuando lo hacían era de manera muy torpe, casi resbalándose. Además, eran muy desconfiados”, relatan Pedro y Agurtzane, sus dos cuidadores. Para ellos es un esfuerzo titánico atender las necesidades de estos dos cachorros, pero el cariño que les han cogido lo recompensa todo. “Me va a dar mucha pena cuando se vayan”, relata Agurtzane, a quien Tintín sigue a todas partes cuando le llama.
Finalmente, pese a su amarga travesía, Tintín y Mojito tienen por delante un futuro prometedor. Los responsables del Karpin han contactado con una reserva en Sudáfrica que se hará cargo de ellos. “Posiblemente el próximo mes se irán, cuando se resuelva el asunto judicial”, indican. Al fin, volverán a la sabana africana, su hogar, el lugar donde mejor se sienten.
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