Los tiempos en los que imperaba la ley no escrita de que la letra con sangre entra ya pasaron, pero aún son muchas las personas que defienden la transaccional que proclama que una buena torta a tiempo evita males mayores. Pocos son los que lo dicen en voz alta, y aún menos si se trata de un gobierno. Lo políticamente correcto ata mucho. No es el caso de Francia. La secretaria francesa de Estado de Familia, Laurence Rossignol, ha dicho que no es favorable a una ley que prohíba pegar a los niños, después de que el Consejo de Europa estimara ayer que Francia viola la Carta Social Europea al no prohibir los castigos físicos de forma suficientemente contundente.

“Las evoluciones de la sociedad no se hacen a golpe de código penal. No lo haremos con una ley. No quiero dividir a Francia en dos, entre los partidarios de dar un azote a un niño y los que están en contra”, afirmó Rossignol. Según la decisión del Comité Europeo de Derechos Sociales (CEDS), publicada ayer pero adelantada el pasado lunes por el vespertino Le Monde, la legislación francesa “no prevé una prohibición suficientemente clara, obligatoria y precisa” de los castigos físicos a los niños. El Código Penal no permite la violencia grave, pero pervive “una incertidumbre sobre un derecho de corrección reconocido por la justicia”. Y esa falta de claridad constituye, según el CEDS, una violación de la Carta Social Europea, ratificada por Francia en 1999, por lo que emitió esta alerta, la primera que hace este organismo tras la denuncia presentada por una ONG.

Fue la británica Asociación para la Protección de los Niños quien acudió a este organismo paneuropeo para denunciar la “ausencia de prohibición explícita y efectiva de todo castigo físico a un niño en el entorno familiar, escolar u otros”. La sanción no implica una multa, pero puede conducir a que Francia sea condenada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.