Tal vez no aún de epidemia, pero de lo que sí se puede hablar es de la aparición de un brote de miedo escénico en el mundillo musical español. Primero fue Pastora Soler y luego Joaquín Sabina. La primera ha decidido retirarse por una temporada, mientras que el cantautor vuelve hoy a los escenarios a probarse, tras el fiasco del fin de semana. El representante de Sabina anunció ayer que el cantante ya sufrió un episodio similar hace tres años en Tijuana (México), pero que se encuentra bien, con ganas de quitarse de encima ese miedo al miedo escénico. Hoy tiene reconocimiento médico ante el público y confía en no protagonizar, de nuevo, una espantá.
El miedo escénico es un trastorno de ansiedad social extrema que se caracteriza por el temor a hablar o actuar en público y por la sensación de pérdida de control a nivel cognitivo, fisiológico y conductual, un proceso que puede provocar desde sequedad bucal y temblores a taquicardias y vómitos, según ha explicado a Europa Press el psicólogo y presidente de la Sociedad Española de Ansiedad y Estrés, Antonio Cano.
Este trastorno, que ha retirado de los escenarios a la cantante Pastora Soler, y el sábado afectó durante un concierto a Joaquín Sabina, se manifiesta a nivel fisiológico mediante síntomas como aumento de la temperatura, taquicardias, sudoración, así como dificultades en el sistema nervioso muscular, como sequedad bucal, temblor, o dificultad para tragar, entre otras.
Asimismo, señala este experto, el sujeto afectado puede llegar a pensar que se va a hacer pis encima o que tiene que ir urgentemente al baño a vomitar; y, además, experimenta dificultades en la conducta.
El comportamiento puede no ser el más adecuado para hacer una determinada tarea porque se siente paralizado o está más pendiente de él/ella que de la interacción con los demás -en este caso con el público-. “La conducta adecuada pasaría por centrarse en la tarea, comunicarse con el público, algo que llevaría a una activación que ayudaría al sujeto en todos los sentidos”, concreta.
Sin embargo, a pesar de los numerosos síntomas físicos, los demás no tienen por qué percibir este tipo de ansiedad en quien lo sufre, sostiene. “Esta persona suele pensar que los de su alrededor se dan cuenta, sin embargo, no se puede saber si dicha persona tiene una tasa cardiaca muy aumentada o le cuesta tragar, por ejemplo”. En este sentido, indica que se puede llevar años con este trastorno “sin que nadie lo haya notado”.
Toda una vida El pánico o miedo escénico “puede durar para toda la vida si la persona no se somete a tratamiento con la ayuda de un psicólogo”. advierte el presidente de la Sociedad Española de Ansiedad y Estrés. Según el doctor, se trata de un problema que afecta a personas que en un determinado momento -o desde siempre- tienen dificultades para tener una relación social, una entrevista de trabajo, una cita, etc., algo que si se agrava puede derivar en no poder tener pareja, amigos o trabajo. En los últimos doce meses un 0,60 por ciento de personas en el Estado español ha sufrido este problema, expone, cifra que equivale a casi un uno por ciento de la población. Respecto a los tratamientos recomendados contra este trastorno, Cano los divide en tres técnicas que son llevadas a cabo por parte de profesionales de Psicología, y que “solo si resultan totalmente eficaces acabarán con este mal”. En primer lugar, mostrarle al afectado que la ansiedad la produce él mismo; en segundo lugar, se trabajan técnicas de relajación y por último, se entrenan habilidades sociales, como hablar en público, actuar delante de un escenario, etc. No parece que estas técnicas vayan a tener demasiado efecto en artistas como Sabina, que tienen en el escenario su segunda casa, pero pueden ser pautas para los ciudadanos de a pie. Los artistas, consagrados o no, deberán buscar su propia fórmula para superar un problema que puede poner sus carreras en serio peligro.