NO era El tren de la muerte, protagonista de una película de acción en la que una banda criminal secuestra un convoy para huir tras haber robado un virus letal que acabaría con todo Occidente; tampoco era el Asalto al tren Pelham 123, trepidante aventura que se desarrolla bajo las calles de Nueva York... Lo que ocurrió en la madrugada de ayer a las afueras de Estocolmo daba solo para un cortometraje, pero con mucha intriga. Y es que nadie se explica todavía por qué una empleada de la limpieza, de 22 años, robó un tren de cercanías y, tras conducirlo varios kilómetros, lo estrelló contra un bloque de viviendas, entrando de lleno en la cocina de uno de los apartamentos. Afortunadamente, nadie aparte de ella resultó herido.

Un portavoz de la compañía ferroviaria Arriva confirmó a la emisora pública Televisión de Suecia que el tren fue robado por la joven en el depósito de Nacka, este de Estocolmo, cuando estaba fuera de servicio, y que ella era la única pasajera. La mujer condujo el tren hasta la estación final de Saltsjöbaden, pero no frenó a tiempo y se saltó la barrera para acabar estrellándose metros después contra un edificio.

atrapada en la cabina Los servicios de rescate tardaron dos horas en sacar a la joven, que quedó atrapada en la cabina y fue trasladada luego consciente en helicóptero al hospital Karolinska, informó la Policía. Actualmente se encuentra bajo custodia por poner en peligro la seguridad pública, según informa la radio sueca. Cuando ocurrió el accidente, había cinco personas pertenecientes a tres familias durmiendo en el edificio, que resultaron ilesas, según el diario Expressen. "Es increíble que no se haya producido un accidente más grave, tanto para quienes estaban en la casa como en el tren. Es una suerte increíble que no haya sido peor", declaró al diario Aftonbladet un portavoz policial. Tanto el tren como el edificio sufrieron en cambio daños considerables, según la Policía, que investiga ahora los motivos de la mujer para robar el tren.

"Un avión" Bengt Grandinson, un hombre de 71 años que vivía en la tercera planta del edificio, declaró al mismo medio que inicialmente pensó que "un avión se había estrellado contra la casa". La empresa pública de transporte de la capital sueca, SL, explicó que la mujer, de 22 años, no era conductora sino una limpiadora subcontratada por la empresa Arriva, que opera esta línea -el Saltsjoebanan, o vía del mar- que conecta el centro de Estocolmo con una zona residencial y de playa. Tomas Hedenius confirmó al diario Aftonbladet que la improvisada conductora "de alguna manera logró entrar y robar el tren", que condujo a 80 kilómetros por hora. "Solo nos han dicho cosas positivas de ella. Estamos investigando cómo pudo ocurrir eso y por qué lo hizo", agregó Hedenius, quien señaló que tampoco está claro en qué forma pudo la joven apoderarse de las llaves para operar el tren. Sin embargo, el portavoz consideró que no es tan difícil operar una locomotora de este tipo. "En términos generales, eso es posible incluso si no eres un operador de trenes", dijo. "Puedes leer esta información en internet u observar cómo lo hacen otros". No obstante, prometió que el incidente llevará a realizar una "profunda revisión" de los actuales sistemas de seguridad de la empresa. El portavoz policial Ulf Lindgren precisó a la agencia TT que el edificio fue evacuado por motivos de seguridad. La compañía SL estableció un servicio de autobuses para reemplazar el que prestaba este tren, aunque alguien deberá asegurarse de que la conductora amateur de trenes no se aficione ahora por los autobuses.