PAMPLONA. Un gato criado por presos, que despúes fue entregado a unos familiares para que lo adiestraran, era el encargado de introducir teléfonos móviles a los reclusos en la prisión brasileña Desembargador Luis de Oliverira Souza, en Arapiraca.

Precisamente, en este país es común interceptar gran cantidad de estos dispositivos cuando intentan cruzar la frontera de las cárceles.

Al que ya se le denomina en Brasil el 'gato-mula' le fue interceptado un móvil, un cargador, cuatro baterías y hasta unas sierras adheridas a su cuerpo. Una muestra más del gran ingenio que demostraron tener estos reclusos para poder disfrutar clandestinamente del aparato.