Terry Newton, uno de los mejores jugadores ingleses de rugby de las últimas décadas y el primer deportista profesional que dio positivo por dopaje en una prueba de la hormona del crecimiento humano, murió el domingo a los 31 años, en lo que probablemente sea un suicidio, según informaron ayer fuentes policiales. No en vano, la prensa aseguró que Newton se ahorcó y dejó un mensaje en su página de Facebook donde se despidió de sus seguidores con la frase: "Os quiero a todos, pero ha llegado el final".

La policía acudió al domicilio del deportista, en Wigan (Gran Manchester), tras recibir una llamada y descubrió su cadáver en el garaje, donde en el pasado se había inyectado droga y había ocultado a su esposa y sus dos hijos las jeringas con las que se inyectaba. Su hermana pequeña, Leannae, heroinómana, murió el año pasado de una pulmonía y Newton tomaba regularmente antidepresivos, según el diario The Guardian.

Newton fue suspendido durante dos años después de que el pasado noviembre diese positivo en las pruebas antidopaje tras su traspaso del Bradford Bulls al Wakefield Trinity. Su club por aquel entonces, el Wakefield, le despidió tras conocerse el resultado de ese análisis. En varias entrevistas y una autobiografía que publicó en mayo, Newton advirtió a otros deportistas del peligro de las drogas, a la vez que expresaba su esperanza de que se redujera el periodo de suspensión de la liga de rugby. En la autobiografía explicó haber tomado hormona de crecimiento para tratar de contrarrestar los efectos del envejecimiento en una tentativa de relanzar su carrera.

La hormona del crecimiento humano, que se produce naturalmente en la hipófisis humana, acelera el crecimiento de tejidos y órganos, en especial huesos, corazón e hígado. Esta hormona posee propiedades similares a las de los esteroides anabolizantes como la testosterona. La sustancia eleva el rendimiento en pruebas de velocidad y otros deportes de gran componente anaeróbico como fútbol, rugby, balonmano o ciclismo. El rugby fue uno de los primeros deportes en introducir pruebas sanguíneas para detectar la posible presencia de esa hormona en su forma sintética.

El pasado junio Newton hizo unas declaraciones a la emisora BBC en las que dejaba claro su desánimo al ver los partidos de liga sin poder jugar. La suspensión con la que le castigaron expiraba en 2011, pero no podía vivir con eso. "Primero pensé que no me afectaba no jugar al rugby. Pero ahora, cuando asisto a los partidos, me doy cuenta de me afecta y me afecta muchísimo", confesó.

Newton fue de los mejores jugadores del Rugby League. El inglés jugaba en el puesto de hooker y pasó por Leeds Rhinos, Wigan Warriors, Bradford Bulls y Wakefield Wildcats, jugando 317 partidos y apoyando 92 tries. En 2003, Newton, padre de dos hijos, fue elegido entre los jugadores de la alineación ideal de la Super League inglesa.

"Estamos muy conmovidos por la prematura muerte de Terry. Nuestros pensamientos están con su compañera, sus hijos y su familia", dijo el presidente de la Liga de Rugby Británica. Tampoco han tardado en llegar los homenajes desde la red social de Facebook, donde se ha creado una página en recuerdo del jugador: Terry Newton R.I.P. El viernes pasado, el lanzador de peso checo, Remigius Machura, también dio positivo por hormona de crecimiento. La muerte de Newton abre ahora nuevos interrogantes sobre los posibles efectos nocivos de esta hormona.

El pasado año, el futbolista alemán Robert Enke, de 32 años, guardameta de la selección alemana y del Hannover, y ex arquero del Barcelona y Tenerife, murió en un paso a nivel de ferrocarril en Neustadt, cerca de su casa. La policía encontró una carta de despedida del futbolista, confesando que iba a arrojarse a un tren.