Idoia Mendia aborda la actualidad europea con varios frentes abiertos que afectan a Euskadi y que interpelan a los socialistas y al Gobierno español de Sánchez: el TAV, el reconocimiento de las lenguas oficiales, y el informe que el PP ha sacado adelante esta semana y que exige aplicar la reforma electoral europea y fijar un umbral de entre el 2% y el 5% de votos para acceder a la Eurocámara, lo que podría dejar fuera a partidos como el PNV. No es vinculante.
¿Cómo son los debates en un Europarlamento que ha experimentado el auge de la extrema derecha?
Aunque las formas allí todavía no se han perdido y son debates de guante blanco, los debates son duros en el fondo, porque está en juego el modelo europeo. La ultraderecha ha crecido mucho en las últimas elecciones europeas, pero aún hay una mayoría europeísta en la Eurocámara, la mayoría que alumbró la Comisión Europea ahora presidida por Ursula Von der Leyen, y lo lamentable es que el Partido Popular europeo rompe y abandona esa mayoría en muchas ocasiones para irse con la ultraderecha e ir en contra de los valores europeos. Y puede ser en temas de sostenibilidad ambiental, industriales, de derechos laborales o sociales, con la garantía infantil.
El PP también está haciendo política en clave estatal...
Totalmente. La verdad es que llama mucho la atención. Yo creo que en el PP europeo los toleran porque son el segundo grupo en número de escaños detrás de los alemanes. Pero hacen el ridículo, porque en un momento dado, por un problema de tu región o de tu país, puedes llevar un tema a debate y poner el ejemplo de tu país, pero no constantemente y atizando siempre al presidente del Gobierno. Y también, en ocasiones, se salen de la disciplina de voto del PP europeo para votar en contra.
Precisamente, para sacar adelante su informe sobre la reforma electoral, el PP ha tenido que eliminar las alusiones explícitas al Gobierno de Sánchez. Así ha conseguido que los socialistas alemanes lo respalden. ¿Usted cree que estas rebajas en el informe han podido engañar a los socialistas alemanes, o bien hay división de opiniones y hay familias del socialismo europeo que creen que Sánchez debe aprobar la reforma?
No. También han votado a favor del informe The Left, que es el grupo al que pertenece Bildu, y Renew, el grupo político al que pertenece el PNV. Los socialistas nos hemos mantenido firmes ante la burla que ha supuesto este expediente del PP español, cuyo único objetivo era el señalamiento a España, utilizar ese acta electoral europea de 2018 para atacar al Gobierno de España y acusarlo de estar vendido a los nacionalismos. El Gobierno de España tiene claro el mapa electoral español y tiene claro cómo tiene que gestionar estas cuestiones y, en ese sentido, he tratado de llevar esto al ámbito de lo razonable. Hemos conseguido descafeinar absolutamente el informe, porque el PP ha puesto mucho interés en descafeinarlo para sacarlo adelante. Pero, aun así, yo no consideraba que tuviéramos que votar a favor, no porque el informe no estuviera correcto en la forma, sino por el fondo: su objetivo era ir contra España. En el último párrafo del informe, no se menciona a España, pero se le pide al último país que queda por ratificar que ratifique. Blanco y en botella. Alemania tardó un montón de años en ratificarlo, lo hizo en 2024, y no porque realmente creyera en el asunto, ya que Alemania, al igual que España, es un Estado descentralizado. Lo ha hecho, más bien, porque el Tribunal Constitucional alemán se ha dado cuenta del peligro de la ultraderecha. En el caso español, el Gobierno no lo ve y no lo va a hacer. Es una cosa de ámbito nacional y será el país el que decida cuándo y cómo lo hace. Por tanto, está en manos del Congreso de los diputados y, en todo caso, del impulso político del Gobierno. Lo que sí voy a hacer es que el grupo de socialistas españoles, cuando esto vaya a pleno, vote en contra.
¿Ahí no hay división?
No, vamos todos en bloque. Somos una delegación a la que nunca se le escapan los votos.
Ha dicho que el Gobierno español no va a hacer esta reforma. ¿No va a abrir este melón? ¿O podría abrirlo con la salvedad que proponía usted, un doble umbral para los territorios donde haya otros partidos mayoritarios?
No, no lo va a abrir. Ese doble umbral tiene que hacerse en Europa, porque hay dos debates en paralelo: por un lado, esta reforma de 2018, que fue una reforma tibia y, por otro, la reforma de 2022, que fue mucho más ambiciosa y genera muchos problemas entre los países. Es en este pacto que tiene que haber sobre la reforma de 2022, que está todavía por ratificarse en el Consejo, donde nosotros creemos que cabe hacer esa salvedad para países como España que tienen una especie de doble mapa electoral: un mapa nacional, y un mapa electoral diferente en cada comunidad autónoma. Eso todavía está en negociación. Están peleando ya Juan Fernando López Aguilar desde mi grupo y, por parte de Renew, Sandro Gozi. ¿Cuánto tiempo puede tardar? No se sabe, porque las urgencias de Europa van por otros derroteros.
El informe del PP no es vinculante pero, ¿habría algún otro mecanismo más coercitivo para obligar al Estado, como esa carta al Consejo Europeo con la que especuló el PP?
No se puede. Y, además, eso era inconcebible. Incluso los suyos estaban por quitar ese párrafo. El tema electoral es competencia nacional. Otra cosa es que, a nivel europeo, traten de ir acompasando, por ejemplo, los plazos de las elecciones.
¿Ustedes no abren este melón por convencimiento personal, o bien porque el pacto de investidura con el PNV les obliga a no abrirlo (o a hacerlo de manera consensuada si finalmente lo abordan)?
No, es por convencimiento. Si hubiéramos querido hacerlo, lo hubiéramos podido hacer mucho antes. Somos europeístas por convencimiento, y para que las instituciones europeas estén cerca de los ciudadanos, tienen que representar a toda la ciudadanía. Y somos los únicos defensores de la Constitución y de su título octavo. España es compleja, hay territorios que tienen otros partidos que alcanzan un nivel de voto muy elevado. Entonces, lo que no puedes hacer es excluir a esa ciudadanía y decirle que jamás en la vida va a poder obtener representación en las instituciones europeas, porque tendría que haber casi un milagro de alianzas para obtener ese umbral de votos con partidos muy dispares en sus ideologías. No tiene ningún sentido. Llevamos gobernando España muchos años y no nos ha dado por cambiar este umbral electoral. Lo podríamos haber hecho pero no lo hemos hecho por convencimiento de la pluralidad de España y, además, el Gobierno de Pedro Sánchez es el que mejor ha demostrado que, aunque es más difícil gestionar esta pluralidad, es mucho más productivo y más útil para la cohesión de todo el territorio integrar a los nacionalismos en la gobernabilidad de España. Ganamos todos: los territorios y la paz social en España.
Esta reforma electoral no tendría que aplicarse si no hubiera una circunscripción única en el Estado español. ¿No se han planteado ustedes habilitar varias circunscripciones en el Estado, para acabar con este debate y atender también una reivindicación nacionalista?
No ha habido ese debate en el seno del Partido Socialista.
¿No sería más acorde con un Estado autonómico?
Teniendo en cuenta que es el Reino de España el que pertenece a la Unión Europea, nosotros consideramos que la circunscripción única es suficiente. Han sido peticiones aisladas de partidos nacionalistas, pero no de todos.
¿Ha habido algún avance en las negociaciones bilaterales del Gobierno español con Alemania para que el euskera, catalán y gallego sean oficiales en Europa?
El PP español se ha dedicado a presionar al PP alemán para que bloqueara en el Consejo esta medida. Pedro Sánchez pudo trasladar al presidente alemán en persona en qué consistía la petición y cuál era el compromiso de España para llevarlo a cabo. Parece ser que tuvo una actitud favorable. Lo que queremos es garantizarnos que, cuando se produzca la votación, la ganemos. No queremos correr y arriesgarnos a poder perder. En lo que está trabajando el Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de España es en garantizar un amplio consenso en el seno del Consejo. Es una petición absolutamente lógica en un país plural donde las comunidades autónomas tienen un papel institucional muy relevante. Muchas de nuestras comunidades autónomas tienen un tamaño mayor que algunos países que son miembros de la Unión Europea y cuyas lenguas son oficiales. Por tanto, tenemos derecho. Irlanda tiene el gaélico y el inglés. Nosotros ya lo conseguimos para el comité económico y social y el comité de las regiones, y queremos conseguirlo para el resto de instituciones.
“Sánchez trasladó al presidente alemán nuestra petición sobre las lenguas oficiales; no queremos correr y perder la votación”
El Gobierno español se ha ofrecido a correr con los gastos económicos de traducción. Entonces, ¿qué es lo que pasa? ¿Le preocupa a Alemania que haya un cambio de gobierno y el siguiente no pague, o que haya un efecto dominó con otras lenguas? Se está diciendo incluso que Alemania deja pasar el tiempo para que la inteligencia artificial mejore y no haya que contratar traductores…
(Ríe) Aunque la inteligencia artificial sea muy buena, siempre se van a necesitar personas para traducir. No, yo creo que es más una cuestión de presión política por parte del PP. Eso produce tensiones en otros países que están en el Consejo, y lo que no quiere España es provocar una votación por querer correr y perderla. No es más. Y, en el Parlamento, tenemos una comisión técnica para que pudieran ser lenguas de uso en la Eurocámara, una comisión que la preside un miembro de Renew, y hay dos miembros del PP y dos del Partido Socialista, uno de los cuales es Javi López, que es del PSC y vicepresidente del Parlamento Europeo. Nosotros defendemos que la votación corresponde a la Mesa del Parlamento. Si se votara en la Mesa, ganaríamos. Hay un precedente similar de 2003, donde se votó y se ganó. Pero Esteban González Pons, que es el otro vicepresidente, del PP, es contrario, y dice que, para introducir nuevas lenguas de uso en el Parlamento, hay que modificar el reglamento de la Cámara, y para modificarlo, hay que ir a pleno y perderíamos, porque votaría la ultraderecha con el PP. Tiene que decidir el presidente de la comisión, de Renew.
¿El PP está avisando a otros gobiernos de que, si llega a La Moncloa, no va a asumir el coste económico?
Desconozco lo que está diciendo el PP, pero podemos temernos lo peor, porque los discursos públicos del PP son absolutamente contrarios a la realidad plural y autonómica de España.
Ahora que el Gobierno español está haciendo guiños a Junts para recuperar la relación, ¿no tiene margen para acelerar esta gestión?
A mí me consta que el ministro Albares y el secretario de Estado para la Unión Europea están todo el rato trabajando con este tema. Somos los primeros interesados.
¿Los socialistas han hecho el análisis de que van a tener que hacer gestos no solo hacia Junts, sino también con otros socios como el PNV?
No creo que Pedro Sánchez haya hecho guiños especiales a Junts o haya dejado de hacer guiños especiales al PNV. Sánchez y el Gobierno de España son conscientes de que tienen unos acuerdos que tienen que cumplir con esos socios, tanto con Junts como con el PNV. Es en lo que está Sánchez, en tratar de dar satisfacción a esos acuerdos, que son los que dan la gobernabilidad a España. Con la amnistía, hizo todo lo que estaba en su mano, pero luego los tribunales se toman su tiempo. Afortunadamente, parece que ya va avanzando. Por tanto, entraremos en una senda todavía de mayor normalidad. Y el tema de las transferencias muchas veces lleva su tiempo, es inevitable. Tienen que hacerse con garantía jurídica, porque PP y Vox están esperando para recurrir en los tribunales.
Si no hay Presupuestos estatales, ¿hasta dónde puede aguantar el Gobierno español? Socios como el PNV le trasladan que no se trata de estar por estar.
Yo viví los gobiernos de Ibarretxe, que estuvo diez años, muchos de ellos sin Presupuestos aprobados. Lo importante y la diferencia fundamental entre el PSOE y otros partidos es que nosotros tenemos un proyecto de país y una hoja de ruta. Tenemos que seguir apostando por gobiernos que generen cohesión social.
Usted habla de una hoja de ruta pero, para plasmarla, tendrán que tener votos en el Congreso, y eso ahora mismo está en duda…
Por eso se trata de trabajar y seguir dialogando. El Gobierno ha puesto los medios para seguir dialogando y esperemos que fructifique.
“Veremos si Francia reacciona con el TAV; parece que quiere aislar a la Península y que no sea competencia”
En primavera se va a producir una reunión entre los ministros español y francés de Transportes, con presencia del lehendakari y el presidente de Nueva Aquitania sobre el TAV. Aunque la mayor parte de la presión se esté colocando sobre Francia porque es quien incumple de manera más clamorosa los plazos, ¿no es también un tirón de orejas para el Gobierno español?
No, en absoluto. Yo tuve la visita de Eneko Andueza en Bruselas, y Eneko trató este tema con todos, por ejemplo, con el comisario Fitto. Con Francia todo es un problema siempre. Hablamos de la conexión ferroviaria, pero podemos hablar de la conexión del hidrógeno, de conexiones eléctricas… Parece que los franceses quieren cerrar los Pirineos para bloquear la Península Ibérica y aislarnos de Europa en lo que podamos ser competencia para ellos, pero es un absurdo en el mundo de hoy porque, cuanto más unidos estemos, más fuertes seremos. Francia está pasando por un momento muy complicado políticamente: van a ir pronto a elecciones, y su Gobierno tiene poca fuerza porque sabe que no tiene una base social que lo sustente. Es una situación mala. Pero bueno, el Gobierno de España, bajo el Gobierno socialista, ha sacado del cajón cosas tan importantes como la conexión con Burgos. Vamos avanzando, y a Francia se le está empezando a empujar por todos los sitios. Veremos si reaccionan, pero en sus prioridades de gasto no parece que esté en el horizonte cercano invertir en el tren de alta velocidad.
“La están empezando a empujar por todos sitios, pero entre las prioridades de gasto de Francia no parece que se encuentre este tren”
El PNV les dice que el TAV tampoco ha sido prioritario para los gobiernos españoles, que han pasado más de 30 años desde que se anunció el proyecto y, si se ha avanzado, ha sido gracias a su presión en la negociación de los Presupuestos estatales. ¿Ha ido el Gobierno español a rastras?
Bueno, también sería bueno recordar al PNV que, cuando este proyecto estaba en sus orígenes, por los acuerdos que hizo Ibarretxe tanto con Ezker Batua como con Euskal Herritarrok para tener el gobierno, metió en un cajón el proyecto. Hemos sido víctimas también de la amenaza terrorista a los propietarios de los terrenos que tenían que ser expropiados. Cuando llegamos al Gobierno de Patxi López, tuvimos que montar una infraestructura para que pudieran hacerlo con confidencialidad.
Si el TAV forma parte del corredor atlántico, que es prioritario para Europa, ¿cómo es posible que Francia incumpla los plazos?
En Europa, para algunas cuestiones, pueden existir sanciones, como sucede con las normativas y reglamentos de etiquetado, salud o medioambiente. Pero esto forma parte de una infraestructura básica y no tiene esa parte dispositiva sancionadora.
Pero también se van a presentar el año que viene los fondos reforzados HSR. ¿Están pensados para que los gobiernos que no ponen dinero en estas infraestructuras acaben impulsándolas?
Bueno, vamos a ver cómo termina la negociación de los fondos y el presupuesto plurianual. Lo cierto es que se va a dejar bastante margen a los estados si no se cambia. Estamos luchando para que no puedan hacer lo que quieran con los fondos, sino que haya una parte importante que tenga un destino finalista.