El PNV quiere dejar claro que, si se ha embarcado en una reforma para ampliar el autogobierno de Euskadi, no es para cubrir el expediente con un retoque cosmético, puramente administrativo, o con una mera actualización de las competencias para adaptarse a la entrada en la Unión Europea. Aspira a más, al reconocimiento nacional de Euskadi y los derechos políticos que lleve aparejados, y todo lo que no pase por ahí será una “decepción” para los jeltzales. El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, ha anunciado este viernes en Radio Euskadi que se ha puesto ya en contacto con los líderes de los partidos para iniciar la ronda de diálogo con el objetivo de ampliar el autogobierno que recoge el Estatuto de Gernika de 1979. 

La ronda podría empezar este mes (“a la mayor brevedad”), pero no dio muchos detalles para que todos los participantes se sientan cómodos y nadie interprete que el PNV se quiere colgar la medalla dando una publicidad constante a la dinámica. Está dispuesto a que la ronda sea discreta y a acordar el nivel de publicidad que se le da para que nadie se sienta “arrastrado a una operación de imagen de otro”. Y cuidó mucho el lenguaje, aclaró que no pretende convertir este diálogo en un “trágala” para ningún partido, pero tampoco en una sucesión de “vetos” en la negociación. Hizo un esfuerzo para que los partidos se sientan a gusto y para que la negociación tenga éxito, pero no descafeinó la posición del PNV, que ya es conocido que va más allá de un reconocimiento simplemente folclórico de la nación vasca, más allá del reconocimiento de la existencia de un idioma o una cultura propias. Va más allá que sus aliados del PSE.

Ortuzar puso el foco en este debate y no en la disputa sobre el lenguaje, en la discusión sobre si la reforma tiene que alumbrar un nuevo Estatuto o un nuevo estatus. Vino a decir que la clave es el contenido y la profundidad de la reforma. “Euskadi es una nación. Si en ese texto no aparece ese reconocimiento del carácter nacional de Euskadi, para nosotros sería decepcionante. Nosotros vamos a pelear en buena lid, con argumentos jurídicos, históricos y democráticos para defender que en el nuevo Estatuto, en el nuevo estatus, se considere a Euskadi como una nación, y además, que ese reconocimiento traiga también con él derechos políticos. Yo creo que hay que aprovechar la oportunidad. Con toda la lealtad del mundo, sabiendo que cada partido tiene su proyecto, que tampoco se trata de hacer un trágala a nadie ni de vetar el diálogo y las propuestas. Vamos a empezar el camino, ir viendo cómo va, y ojalá sea para bien”, defendió.

Las posiciones

La oportunidad que quiere aprovechar Ortuzar es que las mayorías en el Parlamento Vasco y en el Congreso son similares, ya que los socialistas, el PNV y EH Bildu tienen un papel protagonista. A partir de ahí, no es ninguna novedad que el PNV defiende el blindaje de las competencias vascas para evitar que el Estado las pueda erosionar aprobando leyes o con jurisprudencia del Tribunal Constitucional, quiere un sistema de garantías para que se cumpla lo pactado, y blindar la foralidad; y también quiere que se respeten las decisiones mayoritarias del Parlamento Vasco.

El PNV ha defendido todo este tiempo que Euskadi tiene capacidad para plantear su estatus de autogobierno porque los derechos históricos se lo permiten, y esos derechos se reconocen en la disposición adicional primera de la Constitución española, y en la disposición adicional del Estatuto de Gernika. El Estatuto incluye de manera explícita que la aceptación del régimen de autonomía no implica renunciar a los derechos que pudieran corresponder al pueblo vasco en virtud de su historia. Y el PNV sí aspira a reconocer derechos políticos cuando apuesta por el reconocimiento nacional. Sus socios del PSE, por el contrario, tienen una concepción exclusivamente folclórica. Sin embargo, el acuerdo del PNV con el presidente español, el líder del PSOE Pedro Sánchez, compromete a las partes a negociar sobre esa bilateralidad y el reconocimiento nacional.

"No puede ser una mera reforma administrativa"

Ortuzar aclaró que, si el PNV inicia este viaje, es para “dar un salto cualitativo”, sin romper el cordón umbilical con el Estatuto de Gernika, pero sí entrando en un “nuevo estadio”. “No puede ser una mera reforma administrativa. No se trata solo de actualizar el haber competencial porque hemos entrado en la Unión Europea”, descartó.

El único que no está invitado a la ronda es Vox. El PNV quiere un acuerdo lo más amplio posible, pero tendrá que hacer la cuadratura del círculo con PSE y EH Bildu, que se empeñan en destacar lo que los separa. Sobre el papel, EH Bildu tampoco quiere excluir a los socialistas, que además son necesarios para que la reforma prospere en el Congreso de los Diputados, pero insiste en que la mayoría abertzale del país se tiene que traducir en algo, o que PNV y EH Bildu deberían acudir al debate con una posición común sobre el euskera o el reconocimiento nacional. 

Navidades de 2025

Ortuzar quiere aprovechar la ventana de oportunidad en el Congreso, que aclaró que no es eterna porque el pacto con Sánchez fijaba un plazo de dos años: “Para las Navidades de 2025 debiéramos haber sido capaces de plasmar ese acuerdo, de alumbrarlo y de llevarlo a Madrid, y que allí también se apruebe”. Por otro lado, preguntado por las declaraciones del líder del PSE, Eneko Andueza, que enfría ciertas competencias, recalcó que “no hay ninguna perjudicial para Euskadi”. Y cree que la oposición de un dirigente vasco es difícil de entender.