Iñigo Urkullu ha asistido esta miércoles a su último acto público como lehendakari. Lo ha hecho en la colocación de la primera piedra del nuevo edificio del hospital del Alto Deba de Arrasate, donde ha puesto el valor a toda la plantilla de Osakidetza. “Seguid demostrándolo como hasta ahora. El objetivo lo merece: atender y cuidar la salud de cada persona porque es lo más preciado que tenemos. Este ha sido nuestro propósito y, a lo largo de estos años, hemos aplicado la mejora continua”, ha insistido Urkullu, que cierra, de este modo, un ciclo de tres legislaturas como máximo responsable del Ejecutivo vasco.

Ha sido una despedida llena de agradecimientos y reconocimiento de la “profesionalidad y la vocación de servicio público” de las y los trabajadores de Osakidetza y el equipo que conforma el Departamento de Salud. “Es un día especial para mí; he querido que este acto que tiene que ver con el compromiso con la sociedad y las personas sea el último como lehendakari, y sirva también de recordatorio a todo lo que ha supuesto esta legislatura en este ámbito”, ha manifestado Urkullu, que ha iniciado su intervención retrocediendo cuatro años atrás, a marzo de 2020, cuando sin precedentes se vivió una pandemia “con consecuencias graves y profundas, y desde Osakidetza y el Departamento de Salud se supo afrontar esta difícil situación con respuesta y responsabilidad”.

El lehendakari se ha referido, asimismo, a los resultados del Informe anual de la Federación de las Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, donde, según ha recalcado, Euskadi destaca por tener el menor número de días en lista de espera quirúrgica y consultas de especialista del Estado, así como por estar a la cabeza en financiación pública, recursos y funcionamiento; y en la valoración que la propia ciudadanía realiza del servicio público de sanidad. De hecho, el citado informe otorga a Euskadi 105 puntos de valoración, 20 más que la puntuación media en el Estado. “Estos resultados refutan toda crítica que de manera generalizada y sin atender a los datos ha calado en la percepción de manera injustificada. Avalan nuestra labor y compromiso, y la defensa de la sanidad pública”, ha defendido Urkullu.

Ha reconocido, no obstante, que existen “ámbitos de mejora” y, en este sentido, se ha preguntado a ver “cuando no se ha aplicado la mejora continua a pesar de todas las circunstancias vividas”.

Urkullu pone fin a doce años como lehendakari ensalzando “la labor y el compromiso” de las y los profesionales de Osakidetza. A partir del sábado, cuando entregará la makila a su sucesor, Imanol Pradales, que le tomará el relevo en el cargo, comenzará a enfrentar su futuro fuera de la Lehendakaritza. “Lo que voy a hacer a partir de ahora me lo reservo. En principio que el día de mañana transcurra bien –en alusión a la sesión de investidura- y el sábado desearle lo mejor al nuevo lehendakari. A partir de ahí me tomaré un breve espacio de tiempo para reflexionar sobre mi futuro personal. Pero siempre estaré a disposición del bien para Euskadi, que es un bien común”, ha sentenciado.