El lehendakari inició ayer miércoles su visita institucional a Madrid con un acto en la Euskal Etxea de la capital estatal, que se convirtió en una reivindicación general hacia la labor que realizan estos centros a lo largo y ancho del mundo. En ellos, vascos anónimos han difundido y preservado la imagen de Euskadi durante décadas por propia iniciativa y de manera espontánea para mantener los lazos con su hogar. Estos centros son también un punto de referencia y encuentro para los vascos desplazados de Euskadi por razones económicas o de otro tipo. Iñigo Urkullu quiso agradecer a la Euskal Etxea de Madrid la labor voluntaria que ha realizado durante más de 40 años (recordó que se fundó en 1982), y el compromiso en general que han mostrado ciudadanos de todo el mundo antes incluso de la conformación del Gobierno vasco. Un compromiso surgido de aquellos que querían preservar el vínculo con su “cultura, lengua, tradiciones, identidad y, en definitiva, con Euskadi”. Recordó que la primera Euskal Etxea se fundó en 1877 en Buenos Aires, el centro Laurak Bat, una casa vasca que el propio Urkullu visitó en persona en el año 2018 en el contexto de un viaje institucional a la zona, que congrega a la diáspora más activa y numerosa.

“Hoy he podido comprobar toda la labor que realizáis: en el Salón Peio Aramburu, en la sala de exposiciones o biblioteca; las peñas del Athletic y de la Real; las fiestas de San Sebastián, Agate Deuna, San Ignacio, Santo Tomás...; el Día Internacional de la Diáspora Vasca; Euskararen Eguna... La banda de txistularis, el orfeón o el grupo de dantza Sustraiak. He comprobado el esfuerzo que realizáis por mantener vivo el euskera a través del programa Euskara Munduan con más de 140 alumnas y alumnos en este curso. De esta imagen de Euskadi Basque Country en el mundo deja constancia el libro Un Pueblo ancestral que ama la vanguardia que os he entregado”, destacó Urkullu.

El lehendakari no ahorró elogios. “Os agradecemos y apreciamos enormemente vuestra labor y os animamos a seguir por este camino. Sé que la Euskal Etxea ha pasado por momentos difíciles, también recientemente. Siempre habéis acertado a resurgir. Esta Euskal Etxea ha sido refugio de miles de vascas y vascos a lo largo de la historia, familias vascas enraizadas desde generaciones y, también, personas que se sienten atraídas por nuestro país”, dijo, para destacar que había podido comprobar que el centro está en plena forma. Se mostró seguro de que seguirá siendo un “faro vasco” de referencia muchos años, porque pocas entidades en Euskadi pueden presumir de tener más de 1.500 socios.

“Gracias a vosotros, la cadena no se ha roto”, concluyó el lehendakari, que continuará hoy su viaje con un encuentro con el embajador de Japón y otro con el secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos.