No había margen para el suspense en el debate final de los Presupuestos vascos para el próximo año 2024. Hace unas semanas, el consejero Pedro Azpiazu puso fin al diálogo con la oposición al constatar que no iba a rascar ningún apoyo en un clima preelectoral, y las Cuentas serían aprobadas con la mayoría absoluta que suman PNV y PSE. Por lo tanto, en el pleno celebrado este viernes en el Parlamento Vasco, el último del año, el resultado estaba escrito de antemano y lo que estaba en juego era la batalla del relato, un ejercicio de dialéctica para aclarar quién había tenido o no voluntad de dialogar, y cuáles son los modelos de éxito. Los dos socios del Gobierno de Urkullu llevaron la sesión con fluidez a su terreno argumental desde el momento en que recriminaron a la oposición que presente una alternativa que no sería real o que, al menos, si fuera un modelo tan radicalmente distinto al de PNV y PSE y los problemas en su gestión fueran tan profundos, deberían haber presentado unas enmiendas parciales que desmontaran euro a euro los 15.025 millones de los Presupuestos, y no quedarse como ha ocurrido en un monto que no alcanza ni el 4% del proyecto. 

Por tanto, acusaron a la oposición de exagerar las diferencias para escenificar que hay una confrontación de modelos ante las elecciones que tendrán lugar en primavera, sin llegar a acreditar con solidez ese modelo. PNV y PSE provocaron que el debate diera un giro y se produjera un intercambio de papeles, con la oposición claramente a la defensiva para tratar de desmontar ese argumento durante la segunda mitad del debate. Incluso se los acusó de ejercer de “oposición a la oposición”. El malestar era evidente. 

El argumento de las enmiendas ya lo utilizó el lehendakari Urkullu hace una semana en el pleno de control en respuesta a EH Bildu, y este viernes este argumentario se ha situado en el centro del debate. El primero en utilizarlo, por su turno de intervención, fue el socialista Ekain Rico, quien acudió además pertrechado con un buen número de gráficos que mostró ante las cámaras. Acusó a la oposición de querer plantear una “supuesta confrontación de modelos” que “no es verdad”, que es “postureo”, porque en sus enmiendas parciales no aparece acreditado semejante modelo alternativo. En concreto, argumentó que las enmiendas de Bildu solo alcanzaban la cifra de 181 millones, un 1,21% de las Cuentas (la coalición planteó otras tres enmiendas para mover otros tantos millones a cargo del remantente pero, aun así, la cantidad representaría un 2,41% que choca con el cambio de ciclo que exigió en su rueda de prensa). Rico repasó también las de Elkarrekin Podemos-IU y las del PP. “Nadie ha llegado a plantear ni un 4%. Y luego tendremos que oír que son unos Presupuestos sin ambición. Pues anda que sus enmiendas...”, lanzó, para censurar después la “incapacidad de la oposición de ofrecer un modelo alternativo”. Toda la oposición votó en contra.

El PSE, aunque lleva semanas asegurando que el modelo del PNV está agotado, cerró filas con Azpiazu para defender un proyecto que tiene también el sello de los tres consejeros socialistas. La sesión dejó para la hemeroteca la fotografía de su vicelehendakari segunda, Idoia Mendia, estrechando la mano del lehendakari Urkullu con una amplia sonrisa.  

PNV: Osakidetza, ayudas...

Si el PSE opinó que la oposición había utilizado su turno para “perpetuar la rueda de prensa electoral”, desde el PNV, Alaitz Zabala también citó la idea de las enmiendas (con la idea de que, o bien la oposición no veía tan mal las Cuentas, o bien no se ha esmerado mucho en el trámite), pero añadió otro argumento más centrado en retratar las políticas y las medidas a las que los grupos de la oposición dicen que no con su rechazo a las Cuentas. “Son unos Presupuestos buenos y ustedes lo saben, pero PNV y PSE tienen mayoría absoluta y ustedes votan en contra con la tranquilidad de que no ocurrirá nada. Ustedes han actuado con falsedad, sin querer negociar”, reprochó. 

El PNV reivindica que estas son las Cuentas más elevadas de la historia, que 10.934,4 millones se destinan a las políticas públicas y 2.000 a la inversión, y que PNV y PSE han incorporado siete enmiendas como socios para los comedores escolares, la creación del Instituto Vasco de Salud Pública, y otras medidas. Reivindicó que las Cuentas servirán para contratar a 1.265 profesionales de Osakidetza, destinar 41,5 millones a las ayudas de emergencia social y 18,3 para la pobreza energética y alimentaria.

La oposición se defiende

El debate no tardó en entrar en un bucle, con la oposición tratando de desactivar esta crítica, con el argumento de que el modelo alternativo se presenta en las enmiendas a la totalidad y no en las parciales, o que otras veces han presentado propuestas por importes de dinero más altos y han sido igualmente rechazadas por excesivas. Los minutos pasaron con estas réplicas. 

Sí se lanzaron algunos titulares, pero a grandes rasgos, donde cada grupo aprovechó para destacar el eje más estratégico de su proyecto: el PP insistió en que hace falta un alivio fiscal para las empresas y las familias y en que PNV y PSE exprimen a los contribuyentes (paradójicamente, los tres partidos acaban de dar luz verde a las deflactaciones en las Juntas de Araba), Elkarrekin Podemos-IU habló de privatizaciones en educación y Osakidetza y de que PNV y PSE no aprietan a las rentas altas (también en este caso surge una paradoja, porque estos tres grupos han acordado en las instituciones forales cómo aplicar el impuesto a las grandes fortunas de Pedro Sánchez), y EH Bildu puso el foco en Osakidetza y en las estrecheces del personal sanitario y el ambulatorio de “Pin y Pon” en la localidad de Leire Pinedo.

La parlamentaria de la coalición abertzale calificó este proceso presupuestario de “mero trámite” para alumbrar unas Cuentas, donde el Gobierno vasco no habría apostado por el acuerdo porque convocó las reuniones en un día de pleno parlamentario como si fuera un “mero trámite burocrático”, y dijo que los Presupuestos apuestan por el “continuismo”. Vio “problemas profundos” que no se arreglan en las Cuentas de un año, pero cree que se podrían haber sentado las bases si el Gobierno “escuchara” a la oposición. Según dijo, Azpiazu criticó que su propuesta era “excesiva” y ahora Urkullu la trata de “infravalorar” porque no llega al 2%: “Nuestra propuesta no les gusta no por la cantidad, sino por la letra”.

Desde el PP, Luis Gordillo respondió que las parciales deben “moverse dentro de los márgenes” presupuestarios, donde hay partidas intocables como el gasto en personal, y se preguntó por qué el Gobierno no ha aceptado sus propuestas si eran tan poco dinero. Aprovechó para criticar otra vez la orientación de las medidas para evitar la salida de empresas de Euskadi, donde ve proteccionismo. Desde Elkarrekin Podemos-IU, David Soto coincidió en que las propuestas de su grupo “o son mucho, o son poco” para el Gobierno, y denunció problemas “de carácter estructural” en Osakidetza o en educación, donde criticó la senda de la colaboración público-privada. La oposición acusó al Gobierno de no aceptarle enmiendas y, como dato llamativo, C’s y Vox llegaron a admitir que Euskadi está en el top estatal en gasto sanitario y educativo, aunque dijeron que se gestiona mal.