"Autocrítica sincera, reconocimiento del daño causado, asunción de su responsabilidad y voluntad reparadora es lo que con la misma firmeza exigimos hoy al Estado y a todos los actores responsables de la guerra sucia, la tortura y toda expresión de terrorismo".

Éste es el emplazamiento que ha lanzado al Estado este martes la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno vasco, Nerea Melgosa, durante el homenaje simbólico de reconocimiento a las víctimas de violencia por motivación política entre los años setenta, ochenta y noventa, organizado por el Ejecutivo autonómico en el Palacio Kursaal de San Sebastián.

Un evento en el que también ha participado la presidenta de la Comisión de Valoración de la Ley 12/2016, Juana Balmaseda, y que ha contado asimismo con un coloquio en el que tres víctimas de este tipo de violencia han relatado sus experiencias.

Durante su intervención en este acto, al que ha asistido una amplia representación de víctimas así como diferentes personalidades del ámbito político y social, Nerea Melgosa ha asegurado que "no hay idea política ni pretendido bien superior ni supuesta razón de Estado que justifique la violación de derechos fundamentales".

Vulneraciones de derechos humanos

Una situación ante la que, a su entender, "no se ha hecho la debida justicia con las vulneraciones de derechos humanos y las víctimas de la violencia de motivación política" cuando, "por el contrario, en una gran mayoría de los casos se ha extendido un manto de silencio e impunidad".

"Autocrítica sincera, reconocimiento del daño causado, responsabilización y voluntad reparadora es lo que exigimos a los victimarios", ha insistido.

No obstante, ha mantenido que el "primer principio" para subsanar esta situación pasa por reivindicar "el derecho a la verdad" para "saber qué pasó" porque, a pesar de que "se han dado pasos importantes", todavía "quedan muchos" por dar.

"Mucho muro blindado que superar, mucho archivo por desclasificar, mucho silencio cómplice que romper. Saber qué pasó e interiorizar y hacer nuestro eso que pasó. El terrorismo de la extrema derecha y de los grupos parapoliciales, la guerra sucia y la tortura deben tener también su capítulo en el libro de la memoria de este país", ha remarcado Melgosa.

Reconocimiento y reparación

Ha destacado igualmente la importancia de la "reparación" en todo este proceso, algo que, según ha señalado, constituye el "pilar" de la "acción política" del Gobierno vasco "en relación con las víctimas" y en el que ha contextualizado el acto celebrado hoy junto al "reconocimiento" que, como ha explicado, "debe significar también escucha, empatía, cercanía y acompañamiento".

"Sé que los procesos de reconocimiento son duros. Pero sé también que os habéis sentido escuchados y acogidos por la Comisión de Valoración. Hoy públicamente quiero agradecer su trabajo a todos y cada uno de sus miembros por su profesionalidad, por su rigor y también por su humanidad", ha afirmado.

"Que se sepa la verdad, que se haga justicia, que se ponga fin a la impunidad, que se reconozca oficial y socialmente la vulneración de derechos de la que fuisteis objeto", ha añadido dirigiéndose a las víctimas presentes, a las que ha deseado también que sus heridas "puedan ir cicatrizando" y que hechos como los que sufrieron "no vuelvan a suceder".

La consejera ha acompañado estas palabras con la descripción del país "que queremos", un país que aspira a ir "superando progresivamente el hecho de etiquetar y considerar a sus víctimas en función del agente perpetrador" y que "no tiene miedo a proclamar que toda violación de derechos humanos fue y es radicalmente injusta". "Un país que vive y convive", ha incidido.

Violaciones de derechos humanos

En otro momento de su discurso, Melgosa ha recordado que por el momento el Gobierno vasco ha reconocido ya la condición de víctima por motivación política a 334 personas, si bien ha admitido que se tardó en escuchar y actuar contra estas "graves violaciones de los derechos humanos".

Entre las víctimas de motivación política que han prestado su testimonio en este acto se encontraban Lisardo Calo, víctima con 17 años de un disparo de la Guardia Civil durante unos altercados acontecidos en San Sebastián en 1979; Luis María Ralla Arruti, víctima a los 20 años de detención y torturas en 1972; y Olatz Etxabe, hija de Iñaki Etxabe, asesinado a tiros en el bar que regentaba en el Alto de Kanpazar en 1975.

Por su parte, las actrices Nerea Gorriti y Dorleta Urretabizkaia han puesto voz a los testimonios de Pili Zabala y Axun Lasa, y han recitado varias poesías.