ELA ha diseñado su hoja de ruta para el nuevo curso, y no afloja la presión. El sindicato mayoritario en Euskadi volverá a apostar por la confrontación, por la vía de “la organización y la huelga”, con el argumento de que la apuesta por el conflicto ha permitido actualizar varios convenios (cifraron en más del 52% el número de vascos con convenios actualizados) o lograr aumentos salariales. Si el lehendakari denunciaba hace unos días el “contrapoder” que tratan de ejercer EH Bildu y ELA agitando el avispero de los conflictos sociales, el sindicato trató de negar ayer jueves cualquier vinculación entre huelgas y elecciones por boca de su secretario general, Mitxel Lakuntza. Mostró unas cifras que intentaban demostrar que este año electoral se han practicado casi tantas huelgas como en el anterior. Lo cierto es que el porcentaje de huelgas que aportó sigue siendo muy llamativo porque Euskadi monopoliza la mitad o más de las huelgas en todo el Estado. Según sus datos, en 2023 se han realizado el 56% del conjunto de huelgas del Estado, una cifra similar a la de 2022, 50%. Obviando el hecho de que hay un aumento de seis puntos, la estrategia de contrapoder de la que habla Urkullu se viene denunciando no desde este año, sino desde al menos 2020, cuando ELA y LAB convocaron una huelga general que, además, abordaba cuestiones que no son competencia vasca, como las pensiones.

Lakuntza y la secretaria general adjunta de la central, Amaia Muñoa, apostaron ayer jueves en Bilbao por remar a favor de la huelga convocada por el movimiento feminista por los cuidados el próximo 30 de noviembre. Avanzaron, además, que “se van a emplear a fondo” en la Administración pública para lograr mejoras. Lakuntza acusó a los gobiernos vasco y navarro de “no molestar” a los intereses económicos, y avisó de que ELA los va a seguir “presionando”. Acusó a Urkullu y al PNV de “no querer reconocer” que sus políticas generan “malestar social” y de preferir “ocultar sus responsabilidades y desviar la atención”. A su juicio, a Urkullu “le cuesta aceptar que en una democracia haya sindicatos” que cuestionen sus políticas, y dijo que la lucha sindical es “el hecho diferencial vasco” que explica las mejores condiciones laborales.