El Partido Popular ha abierto de par en par a Vox las puertas de al menos 140 ayuntamientos del Estado. Los populares, que cosecharon unos magníficos resultados el pasado 28-M –victoria con mayoría absoluta en Madrid–, que les sirven para tomar impulso de cara a las generales del 23-J, y sobre todo dan un oxígeno indispensable a su líder Feijoó, certificaron ayer una realidad inapelable: que el mapa del Estado se ha pintado de azul. Un color que, eso sí, llega acompañado del verde del partido ultraderechista.
Capitales de provincia como Valladolid, Burgos, Guadalajara, Toledo, Castellón o Ciudad Real –en los que el PSOE consiguió ser primera fuerza, menos en la última localidad– entraron en esta ecuación, que fue inicialmente presentada en la Comunidad Valenciana, donde Carlos Mazón recupera el que fuera el principal fortín para el PP. Lo hizo firmando un acuerdo con Vox, y apelando entre las 50 medidas suscritas entre ambos a dejar atrás el término violencia contra las mujeres por el manido “violencia intrafamiliar”, la derogación de la Ley de Memoria o la creación de una oficina anticorrupción. En todo caso, el experimento valenciano fue tan solo un aperitivo de lo que estaba por venir en los municipios del Estado, en la jornada de constitución de ayuntamientos de ayer.
Tanto es así, que el propio dirigente de Vox Santiago Abascal lo dejó bien claro antes de emprender la jornada de ayer: “En más de 140 municipios de toda España imperará el sentido común: impuestos bajos, servicios fuertes, calles seguras y una administración cercana y que facilite la vida a la gente. ¡Qué orgullo! Pronto serán muchos más”, escribió en su cuenta de la red social Twitter.
Lo cierto es que los pactos PP-Vox pueden ser un indicativo de lo que sucederá el próximo 23 de julio, cuando el Estado celebre elecciones generales. El líder popular Alberto Núñez Feijoó, lejos de afear –salvo un encontronazo con Vox en Valencia debido a la violencia de género– esos pactos, autorizó que sea cada organización territorial la que decida sobre la idoneidad de los mismos. Dio carta de naturaleza a los mismos. Eso es precisamente lo que ha sucedido en numerosas ciudades estatales, hasta el punto de que el partido de ultraderecha tendrá influencia sobre 900.000 ciudadanos.
Sea como fuera, el mapa del Estado se ha pintado de azul. La lista de ciudades con gobiernos del PP es amplia, empezando por la capital, Madrid, donde José Luis Martínez Almeida revalidó su puesto como alcalde gracias a su mayoría absoluta. A esta le siguen un importante número de municipios de la región, que estará al mando de Isabel Díaz Ayuso, como Móstoles, Alcalá de Henares, Torrejón de Ardoz o Alcobendas. En Castilla-León y Castilla La Mancha, la fotografía es similar: Salamanca (Carlos García Carbayo), Toledo (Carlos Velázquez), Burgos (Cristina Ayala), Albacete (Manuel Serrano) o Segovia pasan o siguen en manos de los populares, que también ven cómo triunfan en Oviedo (Alfredo Canteli), Logroño (Conrado Escobar), Santander (Gema Igual), además de borrar casi del mapa al PSOE en Aragón, donde Zaragoza (Jose Antonio Azcón), Teruel (Emma Buj) o Huesca (Lorena Orduna) pasan al PP.
Mientras tanto, la parte sur del Estado pinta idéntico panorama. Andalucía parece haberse metido de lleno en el ciclón del presidente de la Junta Moreno Bonilla, que el pasado año dio carpetazo a los gobiernos socialistas en la región: sus ocho provincias y sus respectivas capitales son del PP. María del Mar Vázquez (Almería), Bruno García (Cádiz), José María Bellido (Córdoba), Marifrán Carazo (Granada), Pilar Miranda (Huelva), José Agustín González (Jaén), Francisco de la Torre (Málaga) y José Luis Sanz (Sevilla) personifican esa nueva hegemonía en un feudo tradicional del socialismo. Y, por último, la Comunidad Valenciana también se tiñe de azul, y no solo en su gobierno autonómico. Es el caso de Valencia (María José Catalá), Castellón (Begoña Carrasco), Alicante (Luis Barcala) o Elche (Pablo Ruz).
EUFORIA
Visto el panorama, no es de extrañar que el PP comience a dar por muerto al sanchismo. Su secretaria general, Cuca Gamarra, señaló que el nuevo escenario supone “la primera parte del cambio de ciclo político, que no ha finalizado”, sino que concluirá el próximo 23 de julio tras las generales. A su juicio, ayer se materializó un cambio de ciclo, si bien aún hay que alcanzar una meta mayor, que “tiene fecha, el 23 de julio, cuando se podrá ratificar con un cambio en el Gobierno de España, que está en manos de los españoles”. El líder popular Alberto Núñez Feijoó, en la constitución del Ayuntamiento de Celadas, un pueblo de Teruel de 362 habitantes, lo dejó bien claro. “El 23 de julio será un día histórico en la democracia española porque espero que los españoles elijan un cambio tranquilo y sosegado, pero un cambio intenso en las políticas de España”. El PP cree que su reconquista ya ha comenzado.
El apunte
Una moneda al aire. El único edil del PP en Arroyomolinos (Cáceres), Pedro Manuel Corral, de cuyo voto dependía quién era alcalde, dejó al azar, con el lanzamiento de una moneda, hacia dónde inclinaba la balanza de la gobernabilidad. “Si sale cara, pacto con Levanta, y si sale cruz, con el PSOE”, afirmó Corral en un vídeo grabado unas horas antes del pleno. El azar hizo alcalde al representante de Levanta.