Los siete vocales del sector progresista del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) han acordado no presentar su dimisión para forzar la renovación del órgano de gobierno de los jueces, en funciones desde hace cuatro años y medio, al entender que su renuncia no garantizaría su renovación.

Fuentes jurídicas han informado de que los vocales, incluido el presidente suplente del Consejo, Rafael Mozo, han descartado dimitir en bloque como sí respaldaba el vocal Álvaro Cuesta, cuya propuesta no han secundado, más allá de Concepción Sáez, quien ya presentó su renuncia a título individual hace dos semanas.

El grupo progresista está formado por los vocales Rafael Mozo, Pilar Sepúlveda, Álvaro Cuesta, Mar Cabrejas, Roser Bach, Clara Martínez de Careaga, además de Sáez -cuya renuncia por carta tiene que ser aun aceptada por el presidente- más Enrique Lucas, designado por el PNV pero que suele unirse a este grupo.

La propuesta de la dimisión, que partió de Cuesta a quien se vincula con Moncloa, no solo sorprendió entre algunos vocales de su grupo sino que causó malestar por las formas que empleó y sin consultarlo previamente, algo que han afeado en su encuentro.

Así las cosas, la mayoría de los vocales progresistas no han seguido a Cuesta porque no tenían claro que eso sirviera para la renovación, además de las dudas jurídicas que les suscitaba de cara al funcionamiento del Consejo tras sus hipotéticas salidas.

Cuesta aprovechó la renuncia de Sáez - que se conoció el pasado miércoles aunque su carta a Mozo es del día 13 - para proponer una dimisión en bloque que precipitase una renovación del CGPJ.

Pero varios vocales consideraban que la decisión de la vocal propuesta por IU es estrictamente personal y no tiene proyección sobre el conjunto de los progresistas.

Es más, ya antes del encuentro varios vocales habían manifestado su rechazo considerando las dimisiones como "inviables" porque no garantizaban en absoluto" que eso fuerce a los partidos a negociar.

Porque las fuentes recuerdan que si bien la renuncia en cadena de los vocales progresistas dejaría al pleno sin quorum para celebrarse y, por tanto, inoperativo, no ocurriría así con la Comisión Permanente, el organismo que administra el día a día del Consejo.

De esta forma, algunos vocales sostenían que ante una hipotética dimisión en bloque, la Permanente no se vería afectada y seguiría funcionando con normalidad pues sí tendría quorum para convocarse y, además, otorgaría "el control del poder judicial a los conservadores".