“Otegi nunca dirá de mí que mi Gobierno está en sus manos”. Alberto Núñez Feijóo, más pronto que tarde, se ve en La Moncloa. El líder de la oposición, que acudió ayer a Iruñea para bendecir a Javier García como nuevo presidente del PP navarro, tiene un plan. Pero sobre todo para cuando pise la moqueta del poder, momento en que pondrá en marcha la maquinaria de derogación de todas las normativas de nuevo cuño que abandera el Gobierno de coalición, y no solo las estrictamente referidas al ámbito social. En el punto de mira del mandamás de Génova se encuentran hasta una decena de leyes, desde la que regula la eutanasia o la educativa -ley Celáa- hasta las que se hallan todavía en trámite parlamentario y que tanto revuelo han generado en las últimas fechas, es decir, la ley del solo sí es sí, la ley trans o la que ampara el aborto, estas tres últimas con el sello de Unidas Podemos. 

A ello hay que añadir la reforma del Código Penal que modifica el delito de sedición -está por comprobar qué ocurre con la malversación- o la Ley de Memoria Democrática, que entró en vigor el pasado octubre, y que amplía hasta finales de 1983 el reconocimiento de víctimas de vulneración de derechos humanos. Para la derecha “cuestiona” la Transición y “reescribe la historia”. El derecho a la verdad se lo guarda para otras cosas. Pero el PP no se detiene ahí puesto que ya apunta a que meterá mano a otras si se acuerdan finalmente en los términos que se pretende: la nueva Ley de Secretos Oficiales que reforma la vigente de 1968 -la ven como una nueva concesión al bloque de la investidura porque las policías autonómicas podrán determinar qué es o no información clasificada- o la Ley de Bienestar Animal -presentó enmienda a la totalidad por entender que “antepone la ideología animalista al bienestar de todos los animales y las personas”-. Además, se comprometieron a cambiar la reforma laboral de Pedro Sánchez -aprobada en febrero de 2022 gracias al voto por error del diputado del PP Alberto Casero- apostando por más flexibilidad y modernización” y por introducir la llamada mochila austriaca, un fondo que el trabajador va acumulando y que se llevaría consigo en caso de despido.

Con sello morado

Al partido de Feijóo le abrasa todo aquello que lleve barniz morado, como la Ley integral de la Libertad Sexual, por la que pedirá la reprobación de Irene Montero; la ley para la igualdad de las personas trans y la garantía de los derechos LGTBIQ+; o la ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo. En su carpeta tiene subrayada la derogación de normas que tiene recurridas ante el Tribunal Constitucional, como la citada ley que regula la eutanasia por entender que ataca el derecho fundamental a la vida; o la denominada ley Celaá porque “iguala por abajo y no busca la excelencia” educativa. Respecto a la que afecta a los líderes independentistas del procés, y después de que ERC haya confesado que aprobó los Presupuestos Generales del Estado de 2023 como palanca para suprimir la sedición, el PP apuesta por mantener vigente el delito e incorporar el de la convocatoria de referéndum ilegal.

En clave económica, la formación conservadora también se ha posicionado en contra de la ley que establece gravámenes temporales a energéticas, banca y grandes fortunas, anhelando suprimir buena parte de esas nuevas propuestas fiscales de Sánchez y se ha mostrado especialmente crítico con el llamado impuesto a los ricos que, a su juicio, va a provocar una fuga de capitales a países como Portugal. “El objetivo de un país no es acabar con la riqueza, sino acabar con la pobreza”, recalcó recientemente. Aunque parezca secundaria e insignificante, desea además tumbar la orden que prohíbe cazar lobos al estar incluidos en la lista de especies protegidas ya que se está provocando un “gran perjuicio” a los ganaderos por un “motivo ideológico”. Feijóo ya avanzó hace semanas a Europa Press que esas normas que pretende derogar “aparecerán todas” en su programa electoral. “Las políticas educativas las tenemos que cambiar. Las políticas de memoria democrática las tenemos que cambiar. En la ley trans no están de acuerdo ni las feministas ni los colectivos a los que van destinados”, se explayó, siendo severa y especialmente crítico con la Ley de Memoria Democrática. 

"Esto no es cambiar por cambiar. Es una cuestión de volver a los consensos básicos"

Alberto Núñez Feijóo - Presidente nacional del PP

Un discurso pretérito

“Creo que el presidente del Gobierno de un país nunca puede perder la dignidad. Y la nación todavía menos. Memoria y democracia es incompatible con Bildu. 960 asesinatos, 10.000 heridos, más de 300 asesinatos sin esclarecer”, afirmó. “Hagamos pedagogía. Esto no es una cuestión de cambiar por cambiar. Esta es una cuestión de volver otra vez a los consensos básicos”, justificaba Feijóo, que ayer se empeñó en hablar de “desterrar la sumisión que hoy impera en la política de Navarra” de aquellos que “quieren convertir a Navarra en un anexo de otra comunidad autónoma”. Un discurso que se remonta a los viejos alegatos del “España se rompe” por entregar la Comunidad Foral a la extinta ETA. El líder del PP, que ve una especie de “reality show” en el Ejecutivo de coalición y que pidió el apoyo al votante “foralista, autonomista y constitucionalista”, llegó incluso a pasarse de frenada: “Es una humillación conceder a Bildu la medalla del primer paso para retirar a la Guardia Civil de Navarra -por el traspaso de la competencia de Tráfico-. Bildu consigue ahora más con Pedro Sánchez que con los años de violencia. Si el precio que hay que pagar para ser presidente del Gobierno es este, prefiero no serlo”. En resumen, tildó de “humillación” los pactos con la coalición soberanista para “retener el poder” y azotó al líder del PSOE por “atacar a la justicia” y su independencia.

Sus manifestaciones se produjeron en el congreso que coronó al parlamentario foral Javier García como presidente del PP navarro con el 97,22% de los votos emitidos al ser el único candidato presentado. Feijóo tuvo palabras de agradecimiento para Jaime Ignacio del Burgo, al que definió como “historia viva de nuestro partido y que ha trabajado de forma incombustible por Navarra”, y agradeció su labor a la presidenta saliente, Ana Beltrán.