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Fascismo 'antifascista', por Javier Vizcaíno

Fascismo 'antifascista', por Javier VizcaínoJOSE MARI MARTÍNEZ

Lo sabíamos. Estábamos absolutamente convencidos de que el incendio en las calles que ha tomado como coartada el encarcelamiento del rapero Hasel iba a llegarnos tarde o temprano. Y ya está aquí. Lo vimos, primero como patético amago el otro día en Barakaldo, donde un gañán que difícilmente escribiría su nombre sin faltas de ortografía arengaba a las masas a no dejar una farola en pie. El saldo fueron unos contenedores cruzados y unas pedradas que no alcanzaron, por lo menos en su mayoría, sus objetivos.

Lo de este fin de semana en Iruña y Bilbao ya ha sido otra cosa. Ahí sí se ha reconocido el estilo depurado a lo largo de decenios para sembrar el caos y el terror al tiempo que se provocaban daños por miles de euros. O, como ha sido el caso de la capital vizcaína, para agredir salvajemente a quienes no tenían otro papel que ser notarios de la barbarie. Gran autorretrato, el de los pretendidos defensores de la libertad de expresión untando el morro a fotoperiodistas, entre ellos, uno que cubría la algarada para las cabeceras del Grupo Noticias.

La espiral violenta es de libro y no tiene nada que ver con el derecho a la libertad de expresión que le sirve de excusa pero tampoco con la mendruguez del hartazgo y el cabreo de una juventud que se siente frustrada. Es puro gamberrismo. Vandalismo de la peor estofa o pura y llanamente, totalitarismo fascista de los que se proclaman, manda pelotas, antifascistas.