BILBAO - El coche de Carles Puigdemont portaba un geolocalizador que fue incorporado por los investigadores españoles en su camino de regreso a Bruselas desde Helsinki. Fuentes cercanas a la investigación informaron de que doce agentes del Centro Nacional de Inteligencias (CNI) se ocuparon de vigilar al president en el exilio desde Bruselas hasta Helsinki, un trayecto que hizo en avión el pasado jueves. Estos policías fueron relevados posteriormente por investigadores de la Comisaría General de Información, que se ocuparon de vigilar al exjefe del Govern en su viaje de regreso a Bélgica en autocar. De hecho, los investigadores habían puesto previamente un dispositivo de geolocalización en el vehículo de Puigdemont, al que siempre tuvieron controlado. Sin embargo, ni los agentes del CNI ni los policías españoles intervinieron en la detención del expresident, que se produjo el domingo por la mañana, 11.19 horas, en una autopista de Alemania, donde entró a través de la frontera con Dinamarca, tras abandonar el viernes por la noche Finlandia, donde fue invitado para dar unas conferencias.

Fuentes de los servicios de inteligencia sostienen que el CNI actuó ajustándose al artículo 1 de la ley reguladora del centro, que establece que su misión es neutralizar el riesgo o amenaza contra la seguridad nacional, la integridad territorial o la estabilidad contra el Estado de derecho. Igualmente, subrayan que es fundamental en este tipo de operaciones, y más en el caso de la detención de Puigdemont, la colaboración internacional con otros servicios de inteligencia de países aliados y amigos, y en concreto ahora con Alemania, y con sus fuerzas de seguridad.

Lo cierto es que horas antes de que el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena reactivara las órdenes de detención internacional contra Puigdemont y cuatro de sus exconsellers un hecho disparó las alertas en el CNI: el vehículo Renault Espace con matrícula belga 1KKN586 con el que habitualmente se desplazaba por el país europeo el expresident abandonaba el garaje de la casa de Waterloo donde se alojaba el político y ponía rumbo a la frontera. Era primera hora de la mañana y los agentes del servicio secreto español que desde que Puigdemont se fugó a Bruselas controlaban sus pasos emprendieron un seguimiento de 1.600 kilómetros hasta Suecia que terminaría delatando al político catalán.

¿Por qué no en dinamarca? En este escenario, el presidente del Sindicato de la Policía Alemana (DPoIG), Ernst Walter, expresó su sorpresa por el hecho de que no se procediera ya en Dinamarca a la detención del líder de Junts per Catalunya. En declaraciones a la emisora Bayern 2, Walter resaltó que en el caso de órdenes de detención europeas e internacionales la policía alemana no dispone de margen de apreciación, e indicó que en ese sentido las fuerzas de seguridad danesas deberían haber actuado de la misma manera: “Debemos ejecutar lo que la Justicia pone en marcha. Debemos garantizar el procedimiento judicial”. La policía de Dinamarca replicó que fue informada de que Puigdemont se encontraba en el país nórdico camino de Alemania “sin tiempo suficiente” para actuar con la misma diligencia.