ELGOIBAR - ¿Los críticos escindidos de la izquierda abertzale les acusan de haber renunciado a sus postulados históricos sobre construcción nacional y por haber abandonado a los presos?

-Es una opinión que no compartimos. Son sectores minoritarios, aunque no lo decimos en un sentido despreciativo sino en un sentido numérico. No comparten el cambio de estrategia y tratan de poner en cuestión la estrategia global. En cualquier caso, hemos abierto un proceso de refundación de nuestro proyecto y si alguien tiene estrategias alternativas las puede poner encima de la mesa.

¿Le molesta que les recuerden que ellos defienden ahora lo que en su día defendieron ustedes y ahora han renunciado, sobre todo la amnistía?

-No tenemos ningún problema con la amnistía. Lo que ocurre es que la amnistía nos lleva de nuevo a un esquema bilateral, a la vía de una negociación con el Estado. Y no prevemos que eso sea posible. Entretanto, tenemos que habilitar todos los mecanismos posibles para sacar a la gente de la cárcel, nosotros somos más pragmáticos. Tenemos una estrategia para sacar a los presos a la calle. No creo que ellos tengan estrategia alguna, salvo la de criticar nuestra estrategia.

¿Cómo valora los pactos de procesados de la izquierda abertzale por pertenencia a ETA con Fiscalía o jueces de la Audiencia Nacional para evitar su ingreso en prisión? ¿Por qué ahora sí y antes se les negaba esa posibilidad a los presos?

-Pactos con la Fiscalía han existido siempre. Yo los he conocido siempre, no en estos términos pero sí en términos de que se puedan reducir condenas o cosas parecidas. ¿Por qué ahora Fiscalía, asociaciones de víctimas o la propia Audiencia Nacional plantean los pactos? Porque ya no es tan fácil ir a Europa diciendo que se encarcela a la gente por militar en organizaciones políticas. Ellos también se han visto en esa necesidad. Siempre me alegraré de que haya gente que no entre en la cárcel. Soy partidario de pagar fianzas y lo que haga falta para que la gente no ingrese en prisión. Necesitamos a la gente en la calle, no en la cárcel.

Usted pudo haber hecho un gesto y buscar un pacto para mostrar el camino a otros presos a los que ahora se invita a recorrer esa senda. ¿Por qué no lo hizo?

-Porque no hubo ocasión. Si alguien repasa nuestra trayectoria en la Audiencia Nacional podrá ver que no ha habido tal posibilidad.

¿Le resulta más cómodo el ejercicio de la política ahora sin la violencia de ETA que cuando cometía atentados y asesinatos?

-Sí, yo creo que todo el mundo está más cómodo y me alegro por ello. Pero quiero recordar que hay centenares de familiares de presos que tienen que hacer centenares de kilómetros para visitar a sus seres queridos, siguen existiendo cientos de presos? todavía no hemos alcanzado una paz plena.

¿Va a seguir dando pasos de acercamiento a las víctimas de ETA y de reconocer el daño causado?

-No es el momento porque en momentos electorales estas cosas se suelen malinterpretar y tampoco queremos hacer electoralismo con este tema. Hay que abordarlo con una discreción y profundidad que el momento electoral no permite. En todo caso, creo que la convivencia está normalizada en este país, la gente ha pasado página. Eso no quiere decir que no tengamos que dar más pasos, o que otros no tengan que empezar a darlos, pues todavía no han empezado a darlos.

¿Para cuándo reconocer que matar estuvo mal?

-No conozco a nadie que defienda que matar está bien y me parece que plantear el tema en esos términos no es muy ajustado. Cuando se nos pide una autocrítica hay que tener en cuenta que hemos hecho algo más importante que todo eso: hemos hecho desaparecer del país la violencia de ETA. Esa ha sido nuestra contribución, que vale más que todas las palabras.