BILBAO - ETA regresa al tablero político vasco como argumento sobre el que el PP que lidera Arantza Quiroga justificó ayer la pérdida de 45.000 votos respecto a 2011 que le condena a pasar de 163 concejales a 79 en los ayuntamientos y de 21 procuradores a 10 en Juntas Generales. Y es que según la presidenta de la sucursal conservadora en la CAV han sido unos resultados que ya esperaba de antemano y que achaca a que por culpa de la vigencia del terrorismo el partido no pudo apuntalar su estructura al estar “volcado en la supervivencia”. De hecho, Quiroga recordó que recogió unas siglas que dejaron de estar al alza antes de la marcha de su predecesor, Antonio Basagoiti, y que necesitan un brochazo de modernización, sin explicar, eso sí, por qué no se puso a ello cuando se hizo con el testigo.

Unos deficientes resultados que salva Javier Maroto en la Alcaldía de Gasteiz pero que no le han llevado a la dirigente popular a plantearse el abandono. No han sido pocos los problemas en la configuración de las listas, sobre todo en Gipuzkoa y Bizkaia, pero no teme Quiroga quedarse en minoría en la Ejecutiva ante el empuje del PP alavés, precisando que tampoco se siente “aferrada” al cargo ni nadie le pidió en la reunión del pasado miércoles que se baje del barco, prometiendo ella realizar “un planteamiento claro de estrategias, de trabajo a corto, medio y largo plazo”. Tras evocar el sufrimiento de su formación por la amenaza de ETA, explicó que tras el alto el fuego de la banda el partido se quedó “de alguna manera, desnudo”. “Hay que hacer una reflexión muy cruda, muy realista y ser conscientes de dónde venimos y a dónde vamos, pero no podemos quedarnos quietos lamiéndonos las heridas”, valoró, animando a la militancia y dirigentes a ponerse de inmediato “pico y pala” de cara al futuro.

Quiroga señaló Errenteria, Pasaia o Eibar como muestra de los guarismos “dolorosos” donde no han obtenido representación, amén del desfondamiento absoluto en el herrialde vizcaino y guipuzcoano, de ahí que fijara Araba como “referencia” para “introducirse más en la sociedad” sin los riesgos del pasado. “Esto es un proyecto a largo-medio plazo, y nunca lo he ocultado”, manifestó la presidenta, convencida de que hay espacio político para su programa constitucionalista y sabedora de que el PP vasco requiere de “perfiles de personas muy diferentes, mucho más profesionalizadas”. “Estoy segura de que vamos a tener éxito”, vaticinó. La debacle en Gipuzkoa la achacó a la polarización entre PNV y EH Bildu, producto del voto útil hacia los jeltzales, mientras que en Bizkaia no han sabido “movilizar” a sus fieles, algunos de los cuales pueden haberse decantado por Ciudadanos, como en Getxo.

Preocupada por “la deriva e intenciones de algunos” de “uniformizar” la CAV dando “más poder” al Gobierno vasco, abogó por la “descentralización” y una defensa de la foralidad que no cree que vayan a plasmar PNV y PSE mediante su posible alianza. En este contexto, reclamó que se permita gobernar en Gasteiz a la lista más respaldada en las urnas, la de Maroto, “por la contundencia de su victoria” y teniendo en consideración la diferente sociología de los territorios. A Quiroga le inquieta la “inestabilidad” que pueda cristalizarse en Nafarroa, donde exigió que se “respete a UPN porque también ha ganado con claridad”, aunque percibe que cada uno “actuará en función de sus intereses en cada sitio” y que habrá mayoría alternativa liderada por Geroa Bai en el Parlamento foral.

cambios orgánicos Análisis de resultados aparte, la líder del PP de la CAV impulsará cambios orgánicos en el partido, un “reseteo” que les permita afrontar con garantías las elecciones generales y autonómicas, sustentado en la cita foralidad y el Concierto Económico, en la cohesión social y en que la política lingüística “no sea un tapón para quien quiera vivir en Euskadi”. A su vez, descartó que sea necesaria la dimisión de los máximos dirigentes en Bizkaia y Gipuzkoa, Antón Damborenea y Borja Sémper, respectivamente, porque es “partidaria de empezar a pedalear tras años dedicados a la resistencia y la supervivencia”, recalcó. Sobre si cambiaría su postura en las decisiones adoptadas en las candidaturas de esos herrialdes, apostilló que “volvería a hacer lo mismo”, con perfiles como el de Miren Albistur para Donostia, al tiempo que no le quedó otra que admitir la “labor positiva” de Iñaki Oyarzábal como responsable de la campaña en Araba, pese a no ser la primera fuerza en el conjunto del territorio, después de que prescindiera de él como secretario general. “También Nerea Llanos lo ha hecho bien en Bizkaia”, completó el repaso. En definitiva, el PP de la CAV encara una renovación en principio sin cambio de caras porque “no existen fórmulas mágicas”.