BARCELONA. La campaña de las elecciones catalanas escribió ayer un nuevo capítulo marcado por la polarización entre CiU y PP, pero dejó para las hemerotecas la crítica de la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, quien se descolgó esgrimiendo un argumento sorpresivo, aunque para ello tuviera que retrotraerse hasta 1998. Camacho lamentó que el Govern de Jordi Pujol (CiU) ofreciese en ese año catalanizar su apellido a los catalanes que lo desearan y, en rueda de prensa tras visitar el centro para discapacitados Shalom de Lleida, esgrimió la instrucción publicada por aquel entonces por la Conselleria. El texto contempla, por ejemplo, que los ciudadanos apellidados Sánchez puedan pasar a llamarse Sanxís, que los Rubio puedan cambiar su apellido por Ros, o que los Fernández pasaran a ser Ferrandis.
La dirigente quiso defender así que su partido no va desencaminado cuando advierte "humorísticamente" en un vídeo electoral de que, en una Catalunya independiente, los García se verían obligados a apellidarse Garriga. "A veces la realidad supera la ficción", añadió Camacho, que se vio obligada a reconocer que la instrucción del Govern solo se dirigía a los que voluntariamente quisieran modificar sus nombres.
aplicar la ley En el mismo foro, la presidenta de Castilla La Mancha y secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, quien quiso acompañar a Alicia Sánchez-Camacho, acusó al president Artur Mas de actuar contra el Estado de Derecho y la democracia cuando "se sitúa por encima de la ley". La popular subió el tono, y avisó de que trasladar ese mensaje es, "además de muy peligroso, profundamente antidemocrático". Por ello, abundó en el mensaje ya conocido de un PP que está dispuesto a recurrir a todos los resortes legales para impedir que el president convoque una consulta de autodeterminación. Así, defendió que, si siguiera adelante al margen de las leyes, deberían ponerse en marcha las normas legales disponibles para que no se llevara adelante el incumplimiento o, por lo menos, para que tuviera consecuencias.
El propio Mas quiso responder a las últimas críticas del Gobierno español para pedir que modere su tono hacia Catalunya, que se decante por el respeto, y que eche una mirada a la evolución social del territorio porque "las cosas han cambiado y hay un movimiento de mucha gente que va en una dirección determinada". Mas consideró que un buen comienzo pasaría por que el PP aceptara el resultado que arrojen las urnas el próximo día 25.