Bilbao. Francisco Paesa ha vuelto a sustraerse de la acción de la justicia. El exagente de los servicios secretos españoles ha dado un nuevo esquinazo y, tras estar retenido varios días en Sierra Leona, se ha vuelto a perder su pista después de viajar del país africano a París.

Según informaba ayer la Cadena Ser, el pasado mes de octubre Paesa llegó al Aeropuerto Internacional de Lungi, localidad costera próxima a Freetown, capital de Sierra Leona, en un vuelo privado de Senegalair. Junto a Paesa viajaba su sobrino, Alfonso García Paesa, y dos pilotos de nacionalidad senegalesa.

La presencia de ambos levantó recelos entre las autoridades policiales, que procedieron detenerles ante la sospecha de que el ex agente secreto y su sobrino pudieran estar involucrados en una posible operación de tráfico de drogas.

Según la Ser, en las diligencias que se abrieron tras su arresto, Paesa aseguró que trabajaba de forma esporádica como asesor en operaciones internacionales. Además, indicó que su viaje a Sierra Leona estaba motivado por el hecho de que acudía a este país africano en representación de un abogado francés, que le había contratado para "verificar una partida de antigüedades", entre las que se encontraban botellas antiguas de perfume y máscaras de oro. Paesa declaró a las autoridades que su intención era encontrarse con el proveedor en el aeropuerto de Lungi, verificar la mercancía, cargarla y regresar a Senegal.

Su sobrino, Alfonso García Paesa, justificó su presencia para acompañar a su tío en que éste tiene mala salud y para ofrecerle asesoramiento, puesto que ejerce como abogado en un bufete ubicado en Luxemburgo.

La policía de Sierra Leona, tras la declaración de Paesa y su sobrino, barajaban dos hipótesis para justificar su presencia en este pequeño país de poco más de cinco millones de habitantes: O bien se trataba de una operación de tráfico de drogas o intentaban materializar una compra de oro.

Eludir la justicia Tras estar varios días retenidos por las autoridades de Sierra Leona, éstas decidieron su salida del país. Según señalaba la Cadena Ser, de ello se encargó el propio Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno español. Francisco Paesa y su sobrino abandonaron Sierra Leona el 11 de octubre en un vuelo de Air France que tenía como destino París.

Según fuentes del Ministerio del Interior, Paesa no tiene causas pendientes con la justicia española. El delito de blanqueo de dinero en casos relacionados con corrupción se contempla desde 1996, y el exagente ejerció como blanqueador entre 1993 y 1994. En 1998, la Interpol incluyó su nombre entre los fugitivos más buscados al existir una orden de detención internacional que pesaba sobre él dictada por el juez de Madrid que le investigó por el supuesto ocultamiento de la fortuna amasada por el ex director general de la Guardia Civil Luis Roldán. Sin embargo, esta causa fue archivada en marzo de 2004 por prescripción del delito, por lo que Paesa desapareció de la lista de buscados por la Interpol.

Una vez más, Francisco Paesa ha hecho gala de sus mejores artes, al estilo de los admirados números de escapismo protagonizados por el gran Harry Houdini, para eludir a la justicia. Si bien el mago de origen húngaro y nacionalizado estadounidense hacía sus números tras ser atado y sujetado con cadenas y candados, Paesa nunca ha llegado a estar en prisión.

En su azarosa vida hay dos momentos claves: su participación en la desarticulación en 1986 de la cooperativa Sokoa -donde ETA guardaba su armamento-, después de vender a la banda como señuelo unos lanzamisiles con sensores escondidos para su localización; y su papel predominante en la fuga de Luis Roldán, quien fuera director de la Guardia Civil, y a quien posteriormente engañó para que se entregara a las autoridades españolas en Tailandia.

Hasta que vuelva a reaparecer en cualquier otra parte del mundo o involucrado en otro affair, Francisco Paesa ha vuelto a salir bien parado de su última aventura. A sus 75 años, el ex agente secreto parece estar todavía en muy buena forma para esquivar a la justicia.