Bilbao. Alejado de la primera línea de la actividad política, Txema Montero es, sin embargo, una voz muy cualificada para analizar la situación actual que se vive en Euskadi. Así lo han entendido los diarios digitales inSurGente y Kaos en la Red, que han publicado una entrevista con el abogado vizcaino.

Tras dos años desde que López llegara a Ajuria Enea, y preguntado sobre qué está suponiendo para los vascos esta experiencia, Montero asegura que "el poder político está al alcance de cualquiera. Cualquiera que tenga una alianza que lo posibilite, incluso aunque sea con su enemigo irreconciliable en el reñidero español, y unos medios de comunicación que lo sostengan -Euskadi es una rareza europea donde el 90% de los medios, prensa y audiovisuales apoyan al Gobierno y machacan a la oposición-.

Las consecuencias más evidentes son la pérdida del patrimonio acumulado -activos económicos, políticos y simbólicos- y su falta de reposición con nuevas aportaciones". Montero utiliza un símil para definir al Ejecutivo López: "El Gobierno vasco es una figura de falla valenciana, un ninot, aparatoso por fuera, inconsistente por dentro, y presto a ser quemado cuando la mecha del PP se encienda".

El momento que se vive actualmente en Euskadi en cuanto a la violencia es otro de los apartados que se tratan en la entrevista y Montero, de entrada, considera que calificarlo como histórico es "repetitivo y exagerado". Para el abogado vizcaino "lo diferente de la situación actual es que ETA ha declarado un cese de sus todas sus actividades unilateralmente, y lo novedoso sería que lo cumpla. Si esto fuera así, y empleo el tiempo futuro, estaríamos ante algo verdaderamente histórico: el fin de la lucha armada que comenzó hace un siglo".

Mientras tanto, para Montero hay un problema de toma de posiciones. "Lo que realmente ocurre es que los partidos políticos, sin excepción, están actuando como si el final de la violencia de ETA fuera ya un hecho. Confunden la realidad aparente con la realidad real", asegura el letrado. Además, considera que "la izquierda abertzale no ayuda a aclarar ese espejismo porque no termina de decir que está por las vías democráticas en todo caso, con ETA, a pesar de ETA o contra ETA".

En la entrevista se le pregunta si alguien puede perder los nervios por el hecho de que continúen las detenciones y las torturas, a lo que Montero asegura que "si la pregunta se refiere a ETA, creo que no. ETA no ha perdido los nervios, sino la guerra, y prueba de lo que afirmo es que el término represión está en desuso social salvo en los ámbitos muy-muy militantes. Las detenciones son vistas como el resultado obligado de las acciones de ETA y las torturas se perciben como la detestable y repugnante evidencia de la incapacidad policial de obtener, a veces, pruebas de otro modo".

Elecciones Montero no tiene dudas de que la izquierda abertzale oficial encontrará la forma de estar en los comicios municipales. "Ya ha encontrado la manera de estar en las elecciones de mayo. Eso es algo que casi todo el mundo suponía o sabía de cierto, lo que demuestra que la actual política vasca, sin el horror, se convierte en un piccolo teatro italiano", señala. En la entrevista se le pregunta si considera que la izquierda abertzale "se ha bajado los pantalones", a lo que Montero responde que "hasta la justa medida para hacer lo que necesitan".

Las posturas de EA, PNV y Aralar también son motivo de interés en inSurGente y Kaos en la Red. Para Montero, "lo más llamativo es la atomización del nacionalismo con escisiones de escisiones presentes en la escena política. Es un rasgo identitario de este país de banderizos: agramonteses-beamonteses; oñacinos-gamboinos; carlistas-liberales; nacionalistas aberrianos y la comunión; todas las ETAs habidas; todas las izquierdas por haber", señala.

La última pregunta es clara: ¿Estamos mejor o peor que hace dos décadas? La respuesta, igual de diáfana: "Mejor: no hay asesinatos, secuestros, bombas ni extorsiones. Igual: siguen las torturas, detenciones arbitrarias, procesos judiciales inquisitoriales. Peor: crisis económica rampante, paro sin paliativos, desafección política y mezquindad generalizada", asegura.