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Hombre franquicia

A unos días del adiós de Titín, en las empresas aún se remueve el gran poder de convocatoria del pelotari, con entradas agotadas en poco tiempo, y la certeza de ser siempre bandera

Hombre franquicia

zarautz - Comentaba Miguel Muntión, bajo el paraguas de Tricio, una vivencia de hacía mucho tiempo; mientras él, cuyo bagaje vital se acoda en casi todas las esferas del profesionalismo manista, aún cursaba kilómetros en Aspe, empresa en la que recaló una década con la figura de intendente, siendo además uno de los fundadores de la operadora, con un paquete de acciones que acabó comprando Fernando Vidarte, actual gerente de la empresa eibarresa. Cuenta que fue el padre del actual mandatario quien le confesó una percepción espectacular, le dijo Vidarte que Titín III, el puntillero riojano vivo, veloz y efervescente, había sido el pelotari “más rentable que había tenido”. “Y eso que había estado con gallos como Gallastegi, Bolinaga y compañía”, revelaba Muntión. Era el secreto a voces. Titín: hombre franquicia, orquesta y bandera. Mediáticamente, un monstruo. Pilar para la empresa.

Tal era su importancia desde casi el inicio -debutó en septiembre de 1992 y alcanzó su primera final del Parejas unos meses después-, que el desembarco de Aspe en el convulso mundo pelotazale, en 1998, se basó en su fichaje. La sangría de pelotaris fue llegando después y Augusto abanderó una época complicada con oficio, 1.000 millones de pesetas como cláusula de rescisión y estaba considerado el pelotari mejor pagado del cuadro. Valor futbolístico del siglo XXI en la pelota de finales del XX. Galáctico.

“Ha sido un hombre de empresa total”, afirma Rubén Beloki, técnico de Asegarce y uno de los puntales de la empresa, que debutó en la generación del technicolor junto al de Tricio en la operadora bilbaina. “Es uno de mis ídolos en la pelota”. Lo dice el propietario de uno de los hitos más complicados del inventario manista: el campeón manomanista más joven de la historia. Veinte primaveras. “Empezamos a la vez y él aguantó más que yo siendo más viejo. Para mí, ha sido un referente como compañero y como pelotari. Ha hecho que la pelota de hoy esté donde está, con las cotas de popularidad que tiene. Es espectáculo”, manifiesta Beloki, quien advierte que “él no fue a los Juegos Olímpicos de Barcelona de milagro”. “Ha sido el mejor delantero de la historia. No por resultados, pero sí porque lo que ha hecho es algo al alcance de muy pocos. Ha hecho 22 años a este nivel, dando ese espectáculo: viernes, domingo; viernes, sábado y domingo... Es un gran profesional. Un crack”, revela el de Burlata y agrega que “en Asegarce jugó muchísimo y en Aspe ha sido un emblema. Ha sido profesional y siempre ha dado el callo. Siempre ha ayudado al compañero con sus limitaciones. Siempre ha hecho partido, a pesar de jugar contra gente con más pegada o menos zaguero. Además, ha revolucionado la pelota. Posee un estilo de juego propio desde que empezó hasta que ha acabado”.

Inaxio Errandonea acude al profesionalismo de Augusto con los argumentos de a diario. “Siempre me ha llamado la atención que llames cuando le llames, con un apuro, siempre coge el teléfono. Me ha tocado llamarle un par de veces a la 1.00 de la madrugada y te coge el teléfono. Y juega al día siguiente. Siempre ha cumplido”, analiza el de Bera y sostiene que “todavía, cuando ofrecemos partidos para octubre o noviembre, se me escapa el nombre de Titín. Sí que deja vacío, pero la gente coge rápido otras referencias. Ocurrió igual con Retegi. Esto continúa”.

El caracolero, pura dinamita, es “historia de la pelota” y hombre de empresa. Para Aspe es un “gran trabajador. Es difícil encontrarte a una gran figura así de trabajadora. Una garantía. Titín fue cogiendo nombre desde que debutó. Estar veinte años en el candelero y de moda es difícil para cualquier deportista”. “Hay pelotaris marcando una época a nivel competitivo ahora -Olaizola o Irujo- y también está Retegi, pero no cabe duda de que Titín está entre los más importantes de la últimas dos décadas. La pelota es un deporte muy especial y no se valoran solo los títulos: está la garra, la intensidad, el amor propio... Cuando un ayuntamiento contrataba a Titín sabía que había espectáculo”, remacha Errandonea.