Bilbao

Rivales en todo lo que parece rodear al mano a mano, Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo afrontan hoy, a partir de las 17.30 horas (ETB-1) en el frontón Bizkaia de Bilbao, su quinta final dentro de la distancia que les coloca como deudores de las grandes rivalidades en la historia de la pelota a mano y herederos de los mejores maestros dentro de toda la cancha. Dos entorchados han ido a Goizueta y otros dos, a Ibero. El de hoy será el del desempate.

Y el día de la vendetta de Irujo tras la final del curso pasado, en la que Aimar Olaizola hizo todo bien -sobre todo, cruzar pelota- para desquiciarle (22-7). No obstante, el delantero de Aspe no da pábulo al revanchismo: "No me como la cabeza por eso". Forma parte de la historia de ambos, que se escribe con letras de oro en una última década en la que sus enfrentamientos han tocado el cielo de lo competitivo y lo emocional. El morbo en las butacas de cancha está servido cuando se habla de ellos porque son distintos pero estás atados el uno al otro como el yin y el yang. Aimar es un pelotari templado, experimentado y con clase en el remate; mientras que su adversario es pura dinamita: por su potencia, por su carácter volcánico y por su genio. Tiene la derecha como un tiro el iberoarra y eso es un factor fundamental a la hora de alcanzar el Manomanista, la disciplina más difícil de todo el año. Dos pelotaris en 38 metros, una pelota y la batalla a tumba abierta. Y esa derecha, ese martillo, es capital para mantener a Olaizola II fuera de su órbita de actuación. Y es que, al de Goizueta le interesa un partido rápido, anclado en el saque-remate mientras mantiene a Juan lejos del cuatro y él goza con el gancho de izquierda. Es su mantra evitar el peloteo, porque Juan físicamente está bien y tiene manos de tormenta. Huracanado ya asomó en semifinales contra Oinatz prometiendo un garrote espectacular en vísperas de la final.

Pero estamos en las mismas: aunque el poder de Juan le otorga ciertas dosis de favoritismo en las apuestas -en el frontón saldrán a la par con ligera tendencia para el de Ibero-, una final es algo distinto y Aimar se mueve como pez en el agua entre la densidad de la tensión y la ansiedad, cuando el ambiente amanece plomizo y los músculos se agarrotan. De este modo, si se cumplen los pronósticos de un Irujo sin frenos, la forma de arribar de su adversario sí que otorgan el papel de víctima al de Goizueta, que no ha terminado de mostrar su mejor versión en las anteriores citas. Pero... Aimar es Aimar.

el culebrón del material Aun así, la pimienta de las semanas previas la ha puesto el material. "Ya llevamos tiempo hablando de esto y quejarte ahora es en balde. Algunos estamos ya aburridos siempre diciendo lo mismo y siempre hay lo mismo. Prefiero no hablar más, el domingo se verá", fueron las palabras del buque insignia de Asegarce tras apartar pelotas el pasado jueves. De nuevo, la acusación recae en la viveza del material, llegando a alegar Juan una "campaña contra mi pelota". Así las cosas, las miradas van en dirección al seleccionador de material, Juan Mari Juaristi, y a las empresas, que realmente son las encargadas de poner las pelotas en el cestaño. No obstante, ninguno de los finalistas habló sobre los cueros para el encuentro por la txapela. "Juan ha cogido pelota más baja que la de Olaizola II. Aimar ha cogido las pelotas más vivas que había en contraposición a todo lo que se está hablando últimamente. Esto no es una queja porque las pelotas de Aimar también le van a Juan, así que no hay problema", relata Patxi Eugi, botillero de Irujo, que señala que los cueros seleccionados por el de Goizueta es más rápida por el suelo y que anda bastante. Asimismo, Asier Olaizola, hermano y consejero, confiesa que "Aimar ha escogido dos pelotas bonitas y con un sonido precioso, aunque quizás una anda un pelín más en el suelo que las de Juan. La diferencia entre los dos lotes es que las de Juan salen una barbaridad de frontis". Es decir, que cada uno tendrá lo que buscaba desde el principio el cestaño: la de Aimar, que corra en el suelo y se quede en el frontis para favorecerle en el saque-remate; la de Juan, que salga para complacer la esencia del mano a mano, la de pegar y exhibir potencia. "Lo que decimos es que en todos los partidos, no solo en los de Juan y Aimar, se están sacando pelotas demasiado vivas y, al final, los pelotaris hacemos lo más fácil: elegir el material con el que puedes hacer el tanto en dos pelotazos. En general, el mano a mano se está jugando con pelotas excesivas. Tal y como se juega ahora, golpeando mucho de aire, una cosa es que la pelota sea excesiva en el suelo, que no se nota tanto, y otra es la barbaridad de salida de frontis que se aprecia y con la que es muy difícil pelotear", remachó el mayor de los Olaizola. De todos modos, la presencia de los dos invita a soñar con un partido inolvidable. Son extraterrestres.